Largos enjuagues bucales con aceites naturales, el Oil Pulling es la nueva moda beauty entre las celebrities y las que no lo son. Consiste en retener durante 20 minutos una cucharada de aceite de coco en la boca para limpiarla de gérmenes y bacterias. Promete unos dientes más blancos, acabar con el mal aliento, limpiar el organismo o una piel más luminosa. ¿Quieres saber en qué consiste la técnica que está en boca de todos?
Como con sucede con casi todas las modas beauty su popularidad es cosa del rostro famoso de turno. Basta con que una celebrity le atribuya el secreto de su belleza para que su fama corra como la espuma. Del Oil Pulling ya se han confesado devotas seguidoras Gwyneth Paltrow -como no- o Miranda Kerr. Pero no lo han inventado ellas ni es cosa de sus asesores de belleza, este remedio holístico es bastante más viejo, hay textos de la medicina ayurveda con más de 2.000 años de antigüedad que ya hablan de esta técnica en la que utilizaban aceite de ajonjolí (sésamo) y a la que llamaban oil gargling. Y que según contaban, curaba más de 30 enfermedades, desde problemas menores como el decaimiento, el mal aliento, el sangrado de las encías, la sequedad bucal o de los labios más secos.
Los que practican el Oil Pulling cuentan que la piel está más luminosa, los dientes más blancos, el organismo más limpio y la energía del cuerpo equilibrada. Sea verdad o mentira, lo cierto es que por lo menos, el proceso es sencillo de practicar y no resulta nocivo para la salud. Llevarlo a cabo es fácil, nivel 1, para principiantes, solo lo necesitas:
– Estar en ayunas.
– Un aceite natural y si es ecológico mejor. La mayoría utiliza de coco porque tiene mejor sabor, pero se puede usar de girasol, ajonjolí o el nuestro, de oliva, por qué no.
– Una cuchara.
– Tiempo y paciencia.
Te introduces en la boca una cucharada del aceite y lo retienes en la boca durante 20 minutos. Con la ayuda de la lengua y los músculos de la boca, tienes que ir moviéndolo de un lado a otro y entre los dientes. Sí, la perspectiva de los 20 minutos agobia un poco, por eso los que ya son auténticos expertos en el ‘chuperreteo’ del aceite, recomiendan empezar por 5 minutos e ir subiendo.
Pasado el tiempo no se traga, se escupe –por el bien de nuestro planeta y nuestras cañerías, hazlo en un frasco que luego puedas llevar a un punto limpio- y se enjuaga la boca con agua tibia con sal. Después cepilla los dientes como haces habitualmente.
El quid de la cuestión está en que el aceite se van impregnando los gérmenes y las bacterias de la boca de los que luego nos libraremos al escupirlo.