Cuando muchas de todas vosotras ya habéis aprendido a afinar vuestros rasgos a golpe de contouring, vengo a comunicaros que paréis las máquinas y empecéis a mover los pinceles a ritmo de strobing y baking. Las dos nuevas técnicas de maquillaje que marcan tendencia, una busca un rostro mucho más natural y luminoso y la otra un maquillaje de larga duración a prueba de imperfecciones. Damos la bienvenida a dos nuevos palabros beauty.
No, no se ha descubierto la pólvora, ninguna de ellas es una técnica nueva, los maquilladores ya las ponen en práctica. Pero re-bautizadas con un vocablo inglés y tocadas por la celebrity de turno se convierten en fenómeno viral que copa titulares de revistas, páginas web y acapara tutoriales en Internet.
El contouring es la técnica que popularizó Kim Kardashian, ahora su hermana Kendall se proclama seguidora del strobing. Esta nueva técnica parece que ha acabado, de un brochazo, con el contorneo para estrechar la nariz o unos pómulos prominentes, alargar, en definitiva, el rostro visualmente.
Strobing es un término en inglés que proviene de “strobe”, algo así como el efecto óptico que se produce al iluminar el rostro mediante destellos o luces. Las mujeres francesas lo vienen aplicando desde hace años para lograr lo que se conoce como el “bonne mine frances”, un “buen rostro a la francesa”. Es como el No Makeup del que ya os hemos hablado otras veces.
Impone la naturalidad de resaltar esos puntos del rostro que la luz ilumina al incidir sobre él. En palabras de Lewis Amarante, maquillador oficial de Max Factor “El Strobing es una sencilla técnica para resaltar tus facciones y dar luz a tu rostro, consiguiendo un resultado muy natural. El objetivo es conseguir una piel radiante, luminosa y jugosa, no modificar nuestros rasgos”.
Es mucho más sencilla y requiere menos maquillaje, seguro que muchas de vosotras ya la poníais en práctica. El rey de la técnica es el iluminador, con el que lograr una piel luminosa y jugosa con un toque en puntos clave como el arco de las cejas, el puente de la nariz, la frente, la parte superior de los pómulos o la barbilla. Para Lewis Amarante “El principal truco de esta técnica consiste en cuidar la piel como se merece, hidratándola y crear un maquillaje sin imperfecciones”. Para conseguirlo hidratar bien la piel, aplica una base ligera o BB Cream, corrector para ojeras y algún granito o imperfección y acaba con el iluminador.
El último en llegar es el baking, “hornear” en inglés y su objetivo es un maquillaje de larga duración y que disimule imperfecciones. La técnica consiste en aplicar la base, el corrector y a continuación una capa de polvos traslúcidos en todas las zonas que se quieran matizar –arrugas, poros abiertos…- y dejar que se “cocinen” para que con el calor se vaya fundiendo y penetre en la piel cubriendo esas imperfecciones. Después de unos 10 o 20 minutos, se difumina muy bien con una brocha y ya se puede continuar con el resto del maquillaje.
Elisa Oreona Make up artist de Sephora recomienda “aplicar una gruesa capa de corrector en un triángulo al revés debajo de los ojos (u otras áreas que desee de cobertura total)”.
¿Con cuál te quedas?