Es la esencia más cara del mundo, se necesitan 250.000 flores para lograr un kilo de azafrán puro, pero sólo son necesarias unas pocas hebras para teñir y enriquecer cualquier bocado. Sus virtudes van más allá de las gastronómicas y llegan a lo medicinal, mejora el estado de ánimo y la ansiedad, pero además tiene un efecto muy positivo en el control de peso. Os presento al oro rojo, el pistilo de la felicidad.
Decir que el azafrán es sólo un colorante sería casi faltarle al respeto.
De sabor amargo y color intenso, llegó hace miles de años de Oriente y por donde fue pasando fue cautivando a sus habitantes, los hunos lo empleaban la especia para calmar los dolores de estómago, de encías o menstruales, en el Antiguo Egipto Cleopatra lo utilizaba como cosmético. Para los griegos era un remedio para conciliar el sueño y para atenuar el efecto de los vinos.
La medicina tradicional China y ayurvédica lo utilizan desde hace muchas generaciones para mejorar el estado de ánimo, para los dolores de cabeza y para las molestias que les provocan a los más pequeños la salida de los dientes. A España lo trajeron los árabes y lo hicimos nuestro, somos el segundo país productor y el primer exportador a nivel mundial.
Pon unas hebras en tu vida porque es la esencia de la felicidad. Por su efecto afrodisiaco calma la ansiedad y son ya numerosos los estudios clínicos que lo sitúan como una alternativa segura y eficaz en el tratamiento de los estados depresivos leves y moderados. Pero además, gracias al safranal, un principio activo del azafrán, se convierte en un inhibidor del apetito, tiene un efecto muy positivo en la digestión y el control de peso al dar sensación de saciedad. Es un buen compañero en dietas de adelgazamiento.
En Azafrazen, los laboratorios Higifar han conseguido encapsular un extracto de estigmas de azafrán con un 2% de safranal. Recomiendan tomar dos cápsulas al día, una por la mañana y otra a media tarde.
Precio: 25,15 euros/ 60 cápsulas.