A la curación o la expresión del yo por medio del color, desde los esmaltes de uñas a la cromoterapia es una terapia alternativa con solera que profundiza en la influencia del color en nuestro estado anímico, ya sea como sedante o como activo dinamizador.
¿Todo muy new age y comehierbas? Quizá para despistados defensores de lo demostrable en probeta. Sí, en la teoría del color no sólo reluce la persuasiva prosa de Goethe allá por el siglo XVIII, ni el iluminado de los cristales de cuarzo y la iridología, sino estudios científicos que demuestran la validez del método en distintas dolencias.
Pero hoy la cosa no va de curar el resfriado sino de algo más ‘elevado’, que diría el amigo Baudelaire: el arte de embellecerse.
Es decir, de sublimarse por favorecida, saludable y juvenil o todo lo contrario, de distinguirse en una estudiada extravagancia articulada sobre colores inusuales.
En maquillaje, tendemos a preferir los tonos parecidos a los de nuestra propia paleta natural. Rosa, albaricoque, arena y bronce para el rostro, malvas, verdes o azules subrayando las pupilas.
Unos labios azules o amarillo minion, el tono ad hoc de la temporada, quedarían reservados para las atrevidas con ganas de desmarcarse de la tradición. Pero las uñas, ¡ah, las uñas! No hay otro terreno que permita desahogar tanto pigmento, que sea fiel lienzo de la personalidad según los cromoterapeutas.
Por ejemplo, el rojo, color clásico por excelencia, incrustado en la psique ancestral por la experiencia de la sangre y del fuego. El color por excelencia de las pasiones, el amor, la alegría, lo atractivo, el deseo, la vida animal, en fin, ya me entienden, toda las sensaciones que producen una hoguera interior.
Los marrones y beiges llevan un tiempo en la tendencia porque resultan acogedores, se identifican con la tierra y la madera. Además, los tonos broncíneos en la piel sugieren bonanza económica, vacaciones en Saint Tropez, cosa estupenda para dar el pego porque puede ser que una no haya salido de su terraza.
Diríase que el gris evoca sofisticación, ¿verdad? Sin embargo, la Teoría del Color lo relaciona con la sabiduría, la experiencia y la respetabilidad. Úsalo si eres de esas personas que logran evitar los extremos.
El naranja es un color exótico, tropical, que en los últimos años ha conquistado terreno en Europa, sobre todo durante el verano. Es el color del peligro, pero también de la extraversión, de la actividad y la cercanía. De lo gustoso y aromático, la diversión, la sociabilidad, lo alegre… Y es cierto que no puede quedar más alegre sobre las manos.
Qué no sabremos del rosa, si toda la vida se ha asociado a las niñas. Culturalmente se asocia a cualidades ‘femeninas’, como el encanto, la amabilidad, la delicadeza, la ternura, la dulzura… Precisamente por esto puede generar tanto rechazo como magnetismo.
Para aligerar la carga del rosa, se puede combinar con negro, sinfonía integrada en los más adultos juegos de erotismo y seducción (vean, si no, qué colores usa la experimentada firma de lencería canalla Agent Provocateur). Si por el contrario quieren exacerbar sus cualidades, póngalo al lado del blanco para reforzar la idea de inocencia. En sus manos queda.
Precio lacas Speaking Colors de Yves Rocher: 2,95 euros.