Gabriela Gasparini

Gabriela Gasparini

Ligera y feliz, en calma con mi destino. Así de contenta salí de probar Mamá Suave, uno de los mimos para embarazadas que ofrecen en Slow Life House con la ayuda de Mama Mio, firma especializada en la casuística gestacional. Que no es baladí, ni de poco fuste o exigencia física. ¿Verdad que no, contundentes bombos del mundo?
Por ejemplo, ¿sabía usted que los ‘okupas’ arrebatan su Omega 3 por la gracia de la naturaleza? Pues lo hacen, aunque sin querer, pobrecillos, es que la supervivencia los ha dibujado así.
Por eso conviene añadir un rico suplemento, tanto por vía oral como tópica; en cremas cargadas de este ácido graso esencial.  Pero no es formulación todo lo que reluce en Mamá Suave, ni mucho menos. Ahora que La Lista es el género periodístico que más nos embelesa, procedo a listar ordenadamente todas las buenas razones por las que mola. 3, 2, 1, ¡despegamos!

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1.    Es totalmente manual. Un masaje corporal íntegro desde los pies hasta la cabeza pasando por la espalda, en movimientos ascendentes y combinando técnicas de drenaje linfático para favorecer la eliminación de líquidos, la deseada descongestión.
2.    A mí me da que todas las terapeutas de Slow Life House han de ser buenas y caras a los ojos de Yahveh, pero Ana Belén en concreto es de esas personas con luz que a veces florecen en estos establecimientos beauty. De esas personas con ese algo indefinible en las manos y paz en la mirada. En resumen, que inspira confianza y hace de la experiencia táctil algo reconfortante. Y en los tratamientos basados en los ‘trabajos manuales’, este don lo es todo. Que Dios en persona acreciente sus ovejas y la siente a su derecha en la mesa celestial.

embarzo arte

Van Eyck

3.    Te ayuda a conectarte con tu cuerpo. De un modo inusitadamente grato. Pongamos que llevas unos mesecitos de ser consciente de tu fisicidad en forma de náuseas, mareos, insomnio, apetito desmedido, cansancio, y toda esa serie de molestias que asumimos con gusto, embaladas en la excitante carrera de la vida. Pues de repente tienes una hora en la que amasan tus piernas y espalda mientras tu cerebro se anega en serotonina. ¡Ah! Y te tocan (llamémoslo caricia) la tripa, cosa molona a lo que Teo respondió bailando claqué.
4.    Termina en la cabeza. No hace falta añadir más. Bueno, sí, que una se lamenta de no poseer el botón de detener el tiempo.
5.    Entrando en el aspecto puramente cosmético, la piel queda fantástica. Ultrasuave y jugosa, con un aspecto más terso. Estoy usando la crema antiestrías de esta firma y no me puede gustar más: la adoptaría el resto de mi vida. ¿Por qué? Porque deja la piel confortable, se absorbe a la velocidad el rayo y la piel se mantiene hidratada durante todo el día. Una dieta epidérmica rica en Omegas, CoQ10, aceites de girasol, almendras dulces y jojobas. Y sin parabenes, petróleos, fragancias artificiales, ftalatos y xenoestrógenos. En otras palabras, con todo lo que gusta y nada de lo que no.

Precio: 55 minutos / 60 euros.

Slow Life House
C/ Salustiano Olózaga, 11
28001, Madrid

Tel: 912 77 20 04