Como girasoles buscando la luz, turgentes e idílicos, juveniles. Así se quiere el pechamen y así lo dejan las estratégicas infiltraciones de toxina botulínica, Botox a escote, una técnica apenas conocida en España pero practicada con éxito en otros países. En principio, sin efectos secundarios conocidos.
El Breastox, que así se llama la cosa, se recomienda para pechos pequeños con caída moderada. Bastan 3 puntos de inyección para elevar el pecho evitando la mastopexia –y por tanto, el quirófano-, pero con resultados menos duraderos (entre 3 y 4 meses). Los resultados se manifiestan a los pocos días de la infiltración.
Precio: 600 euros.
Ay, la toxina botulínica de nuestras entretelas, entrecejos y entretetas. Para casi todo sirve y en todas partes se incrusta. Pero, ¿realmente funciona como ascensor de los senos?
Según el Dr. Jesús Sierra Antiñolo, médico estético de la Clínica Dam de Madrid, no es recomendable, y añade matices. Ni en nuestro país ni en ningún otro europeo se autoriza la intervención porque es el médico quien asume la responsabilidad ante posibles contratiempos. En EE.UU, más ‘audaces’ en todo lo relativo a la producción del cuerpo, sí se lleva a cabo.
Para el Dr. Sierra, el problema estriba en el delicado manejo de la toxina botulínica en cuanto a cantidad y zonas a tratar. El rostro no presenta los riesgos del pecho.
¿Una alternativa similar para el bolsillo? Los hilos PDO, una suerte de entramado a base de hilos espiculados y lisos que eleva cada mama hasta un cm. La duración se cifra en 8 meses y los resultados son visibles a las 2 semanas del tratamiento.
Como en el caso del botox, no se recomienda esta técnica más que en pechos pequeños o medianos. Para mamas voluminosas, se recomienda una operación quirúrgica -lo positivo es que dura más-.
Precio: 800-1200 euros.
Clínica Deam
Marqués de Jura Real, 12
28019, Madrid
Tel: 914608000