Los emulsionantes forman parte de nuestra dieta de manera soterrada: es uno de los ingredientes permitidos por la FDA (Food and Drug Administration) más empleados en la comida procesada.
¿Cómo reconocerlos entre tanto nombre raro de las etiquetas? Conociendo sus múltiples presentaciones en panes, galletas, salsas, helados y demás habituales del Súper. A saber, polisorbato 80, lecitina de soja (ingrediente natural), carragenato, poligiceroles, xantano y otras chicas del montón.
Caveat, emptor, que estos compuestos no se encuentran sólo entre las marcas convencionales, sino también en las etiquetadas como ‘light’ o ‘saludables’ (sin lácteos, gluten o bajos en azúcar y grasa), orgánicas o alimentos no transgénicos. El problema no es tanto su uso ‘indiscriminado’ como si realmente representan algún problema para la salud.
Según un estudio reciente publicado en Nature, sí. Estos aditivos podrían causar inflamación gastrointestinal en humanos.
La muestra, elaborada sobre ratones, ha demostrado que los emulsionantes de la dieta promueven enfermedades inflamatorias ya que interfieren con la microbiota del intestino. Los investigadores han descubierto que los emulsionantes dietéticos corrompen la capa de moco que separa la microbiota de la pared intestinal, lo que desemboca en la inflamación del intestino.
Los ratones, siempre tan abnegados –a la fuerza- en su colaboración al desarrollo científico, fueron tratados con polisorbato 80, compuesto habitual de los helados, además de con carboximetilcelulosa. Ambos en cantidades comparables a las aprobadas para el consumo humano.
El experimento causó colitis crónica en ratones predispuestos a desarrollar la enfermedad. El resto, libre de sospecha y antecedentes, sufrió inflamación y síndrome metabólico, una enfermedad que puede conducir a comer en exceso, generar obesidad, hiperglucemia y resistencia a la insulina.
¿La conclusión de los expertos? Aunque la inflamación gastrointestinal provocada por la ingesta de emulsionantes dietéticos no es el único factor implicado en la obesidad, sí podría generar enfermedades inflamatorias crónicas que despistan al mecanismo de saciedad y conducen a comer en exceso. Ergo…