¡ Mía cara, mi cara…! ¿Sigues en su lugar o has ascendido a los cielos? Dios Santo, jamás había recibido un masaje tan sumamente profundo. Wow! Estoy todavía con la cara caliente y tan roja como la de Heidi.
No es agradable. Duele, tuve que decirle a Isabel cuando no podía más. Por favor, no aprietes tanto, me duele. Creí que me iba a sacar los ojos de sus cuencas, más que de sus órbitas. Nunca he sentido mi calavera con tanta intensidad. Este masaje llega hasta el hueso, mucho más abajo de la hipodermis, y por supuesto, llega también a todos los puntos habidos y por haber dentro de la Medicina Tradicional China, el ayurveda, el Shiatsu, la reflexoterapia y toda la medicina oriental junta.
Al terminar, la persistente Isabel me dijo que había sido muy valiente. Es duro y lo digo yo que he probado mucho, mucho, mucho. Este masaje se basa en el Kobido, el antiguo camino de la belleza, sobre tu cara. Desde luego el efecto tras 10 sesiones es igual de brutal como lifting manual. Pero duele, más que el pinchacito de una aguja para cualquier infiltración. Sí, vale una vez probé el Botox con Javier Sierra.
En la Clínica Francesa del Dr. Simon Dray se suele proponer como tratamiento previo antes de optar por sus famosos pinchazos. Ejemplo visible: Norma Duval. La transformación que produce este lifting manual japonés es tan enérgica como sus resultados a nivel de firmeza y tersura de la piel. Muchos caballeros son adictos a las manos de Isabel.
La sesión se completa con una mascarilla cosmética con ingredientes naturales y muy bien elaborada.
Precio: 100 euros /80-90 minutos, que parece que no se van a acabar nunca.
Unas cuantas horas después, me doy cuenta de lo eficaz de la sesión. Realmente tengo la piel resplandeciente y vital.
Clinica Francesa Dr. Dray
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