PELU

Las pelus de Madrid pasan su examen. Redoble de tambores. Este año, 21 inspectores municipales se encargarán de revisar 1.016 centros capitalinos de peluquería, estética, manicura y pedicura. Una rigurosa ‘prueba del algodón’ que comprenderá no sólo cuestiones higiénicas y sanitarias, sino también de control e información de precios, publicidad no engañosa, entrega del recibo justificativo del pago en los márgenes de la legalidad, y otras ‘bagatelas’ relativas al respeto a los derechos del consumidor. ¿Sorprendida de que sea necesario?

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Siempre se ha dicho que “la picaresca es española”. La frasecita, tan extendida como un refrán popular, tiene un importante valor lapidario cuando se quiere dar por zanjado uno de esos temas que afectan a la idiosincrasia y devenir españoles, pongamos una factura sin IVA del fontanero Pepe García o el fraude del alto cargo político de turno. Y bueno, ya si hablamos de compañías telefónicas tenemos que pedir días libres.

Basta darse un pingo por cualquier parte del mundo para olfatear el delicado aroma de las habas cocidas y darse cuenta de lo erróneo, lo aleatorio del aserto, No, la picardía enfocada a la búsqueda del beneficio propio no debe origen a geografía concreta. Más interesante resulta, empero, disertar acerca de las irregularidades, pequeñas o grandes, que se cometen en los establecimientos.

Remontándonos a la campaña de 2012, salen a la luz datos de las 583 peluquerías investigadas. Las irregularidades casi alcanzan esa misma cifra: 303; es decir, el 52%.

Las más flagrantes, las derivadas de la ausencia de precio en los productos del escaparate y los del interior. También, la falta de información sobre los costes totales de los servicios, incluyendo el IVA. ¿Te imaginas el susto al hacerte ‘un completo’ de color, lavado, corte y peinado calculando una cifra estándar para toparte luego con otra muy superior? Puede que no tengas un pelo de tonta, pero la carita seguro que se te queda.

Siempre puedes pedir una hoja de reclamaciones. Eso sí, el 16,5% de establecimientos no disponían de ellas. Tampoco cuentes con tu recibo para poder demostrar que pagaste algo, si es que necesitas un retoque o quieres reclamar. El 11,7% de las pelus inspeccionadas directamente no los entregaban.

Si observas alguna anomalía, pide siempre tu recibo y comprueba bien los precios antes de solicitar un servicio. Let the buyer beware! ¡Caveat emptor! O, dicho en nuestra expresiva lengua romance: cuidado, comprador.