En efecto, la cosmética más efectiva

Efecto lifting manual en ‘Brazil’ de Terry Gilliam

Sostienen los  consumidores más atentos, quizás un poquito cansados, que el marketing gusta de un golpe de efecto más que de comer con las manos. Así es. En mi bandeja de entrada, se arremolina información con el encabezado de marras: efecto pestaña postiza, efecto botox, efecto lifting, efecto vacaciones (invocando abstracción poética), efecto flash (como la vida misma) y mi preferida: efecto buena cara. ¿Crear ilusión de buena cara ¿Acaso no basta con tener pensamientos positivos, hacer el amor como una jabata, beber mucha agua y desear la paz mundial cuando pasa una estrella fugaz? Ay, la filosofía del ombliguista buenrri sin fundamento… ¿Qué será más pazguato: creer en el efecto buena cara o sonreír sin ganas?

Pero que le doy deriva. Decía que El Efecto causa buen efecto y que tras la efectista apostilla, se sucede la esperanzante zanahoria de que esta vez sí, nos veremos pestañote, contorno de 20 años, cara de cóctel a la orilla del mar y rictus de estar generosamente atendidas.

El efecto cala inmediatamente. Primero, al oído. Y después, a la zona a tratar, que para eso nos hemos enclaustrado en el laboratorio durante diez años para hallarlo.

El caso es que los resultados de la toxina botulínica apetecen, pero no tanto las molestas agujas, el impertinente desembolso económico o la amenaza del efecto Nicole Kidman. O del efecto Meg Ryan...

Rodial tiene un producto interesante que reproduce, con la dosis justa de veneno de víbora, algo parecido a la parálisis muscular que causa el Bótox. ¿La serpiente se redime de sus pecados? Hay que ir reescribiendo el mito: la tensión de la epidermis, aunque no tan duradera como con el inyectable, se nota.

Precio: 25ml / 135 euros.

Te acordarás del ‘efecto buena cara’ una de esos días en que hayas dormido 4 horas, tengas la regla, una contractura, la amenaza del despido sobre tu cabeza y un wassap del ligue anunciándote que ya no quiere verte más. Te acordarás de varios ancestros del susodicho. Pero sobre todo, intenta acordarte de cualquier producto que añada las palabras ‘bonne minne’ (buen aspecto) en su envoltorio: hay hecatombes físicas que  la cosmética apaña con esmero. Mañana será otro día.

Les Soins Bio Anti Age & Éclat, de Plante System, incluye extracto de hibiscus, aceite de cártamo y polvo de arroz, útiles para devolver frescura y luminosidad a la piel macilenta.

Precio: 23 euros.

Todas reconocemos que el maquillaje obra verdaderos milagros. Ríase usted de Lourdes: nada como invocar a la sagrada Chanel para que las ojeras reculen y la piel recupere alegría.

Les Beiges es una colección de polvos compactos con efecto buena cara natural (importante matiz), de textura ligera (para días plúmbeos) y 6 tonalidades que glorifican la luminosidad. Como para hacerse ‘cocoinómano’.

Precio: en torno a 50 euros.