Nicole Kidman encarna a Grace Kelly en la gran pantalla. Grace de Mónaco, nuevo biopic cargado de polémica. Difícil meterse en el papel de una gran diva y salir airosa. Las comparaciones, querida Nicole, son odiosas.
Rostro demasiado congelado y artificial para encarnar a una de las princesas más queridas, a una de las actrices de Hollywood más bellas y que todavía permanece joven e inalterable en nuestra retina. ¿Qué os parece la elección?
Interpretar el papel de la actriz norteamericana que abandonó el cine para casarse con Rainiero de Mónaco, no es sencillo. Y eso que la caracterización de Nicole Kidman es buena, buen trabajo del equipo de estilismo, peluquería y maquillaje que ha conseguido perfilar el estilo de la Princesa Grace.
Grace Kelly marcó un estilo, Chanel, Balenciaga y Yves Saint Laurent fueron sus diseñadores de cabecera, vestidos icónicos que acompañaba con maravillosas joyas y reconocibles accesorios en forma de pañuelos, gorros absolutamente elegantes, velos, lazos o flores.
Su cabello en rubio también marcó una época y sus peinados han sido y siguen siendo ampliamente imitados. Melena siempre impecablemente armada, pulida y muy trabajada. Su peinado más reconocido y con el que siempre será recordada es ese bob peinado hacia atrás, con algo de tupé y ondas perfectamente formadas.
Su melena recogida era otro de sus clásicos, elevó a los altares y convirtió en icono el moño italiano o pliegue francés, la elegante y sofisticada banana pasó a conocerse también como moño estilo Grace Kelly. También han sido muy imitados sus moños majestuosos, opulentos y con volumen que dejaban su rostro totalmente limpio. Sus facciones y su belleza lo admitían todo.
En Alexandre de Paris, el peluquero de las estrellas y uno de los más famosos de todos los tiempos, confidente y amigo, confiaba el cuidado de su melena y él fue el artífice de los más de 300 postizos realizados a partir de su propio pelo. En el Museo Raffel Pages se pueden ver los bocetos de los peinados que luego reproducía en la melena de la princesa.
El maquillaje era suave, muy natural pero impecable, ojos sutilmente delineados, máscara de pestañas y alguna vez pintaba sus labios en rojo.
Primero fue Naomi Watts como Diana de Gales, ahora Nicole Kidman en el papel de Grace Kelly, dos australianas en el complicado papel de dos grandes divas. Difícil estar a la altura.