Dorados pastel, rubios cobrizos con un punto melocotón anaranjado, beiges, y…. mucho platino. Esta vez, los rubios se llevan con acentos metálicos y mezclados con matices innovadores, del rosa al violeta. Aunque el rubio clásico también se puede reproducir con las técnicas de coloración actuales.
Con mechas californianas muy contrastadas o con un rubio monocolor, todo por igual de raíz a puntas. El tono que ilumina el sexy e irradia más glamour es tan inflamable para el cabello que necesita muchos cuidados extra. Especialmente si eres morena azabache y tienes que someterte a una decoloración tan agresiva como progresiva para conseguirlo.
Nos hemos cansado de ver el cambiazo y la metamorfosis de tantas celebrities en la alfombra roja y en las portadas. Jennifer Lawrence, la actriz mejor pagada de Estados Unidos, se pasaba al platino con corte pixie, escueto y con flequillo. Taylor Swift se aclaraba a tope su ex rubio trigo, la actriz Miriam Giovanelli lucía un rubio casi albino cuando fue a su último estreno de cine y Cate Blanchett -tan elegante- sostuvo la estatuilla del Oscar este año con un rubio trigo muy vintage. Mucho antes habían mutado a platino Cristina Aguilera o la monísima Agyness Deyn.
Platino, sí, pero con precauciones, dicen los especialistas en color. En primer lugar porque no favorece a todos los tonos de piel o de ojos: le queda muy bien a las pieles claras y a los ojos idem, porque ilumina, da muchísima luz a la cara. Por la misma razón, queda demasiado friqui a las muy morenas, salvo que te guste no pasar desapercibida. Después, fundamental reconocer que la agresión a la fibra capilar al pasar a platino es más heavy que saltar a otro tono, por lo que después hay que hidratarlo casi constantemente, mantener la raíz a raya y cortarlo con frecuencia si es una melena.
Dessange y sus peinados despeinados nos recuerdan que ‘el rubio es una actitud’. ¿Lo es? Desde luego, es la actitud de las que quieran estar en la onda y brillar tanto como los reflejos del sol estival.