Para corregir diversos defectos estéticos como la forma, el tamaño, la altura e incluso la localización, surge la umbilicoplastia o la cirugía que te permite elegir ombligo a la carta.
¿Te miras mucho el ombligo? ¿Qué relación mantienes con él, de afectuoso aprecio o de soslayado reproche? ¿Detectas sus ansias de protagonismo, como de muñeco que salta de la caja o por el contrario se esconde entre tu abdomen como un niño pillado en falta? A ver, ese ombligo solipsista (¡pleonasmooooo!), salga del rincón.
El ombligo es el epicentro de nuestro cuerpo, la capital de la anatomía y una de las zonas más mutantes. Los organismos vivos tienen eso, que cambian con el paso del tiempo, los embarazos o las experiencias.
También es la huella física del cordón que un día nos unió a nuestras mamases. Hay quien no se desprende de este hilo invisible; los reconocerás porque nunca alcanzarás la maestría en los canelones como ELLA, ni sabrás combatir adecuadamente un resfriado común.
Mummy issues aparte, la cirugía estética siempre tiene soluciones para problemas grandes, pequeños, inventados o ‘reales’ (lo sé, lo sé, dejemos también a Lacan fuera de esto).
¿Y cuál es la forma ideal?, te preguntarás dibujando ensoñadoras formas con un dedo en el aire. ¿Cómo será el codiciado Ombligo del Mundo?…
La forma ‘ideal’ para las jóvenes es ligeramente elongada, como si tu ombligo dijera una desafiante I -en plan ¿I qué?-.
La forma natural que adopta un ombligo algo más curtido es redonda, como formando una O -porque no hay que perder nunca la capacidad de sorpresa-.
La cirugía se puede realizar con anestesia local (si se trata de suturar orificios secundarios como los que deja un piercing), con algún grado de sedación (en casos de desgarros o si se tiene una meseta en lugar de un valle) y con anestesia general (en el supuesto de que se necesite una abdominoplastia completa o en corrección de hernias).
En la valoración del caso, influirá tanto el aspecto previo de la zona Z, del nivel de grasa y de la posible presencia de abultamientos o hernias.
Normalmente requiere un ingreso hospitalario no superior a 48h. y la administración de analgésicos y antibióticos. Para el postoperatorio se recomienda el uso de una faja abdominal durante un mes para que todo quede como se ha diseñado. Los puntos de sutura se retiran a los 10-15 días.
Precio, a partir de 800 euros.
Puedes consultar el caso en Instituto Tapia (Barcelona)
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