La medicina preventiva es hoy una realidad gracias a la genómica, a la que conoceremos cariñosamente como la cartografía del código genético para conocer sus puntos débiles y fuertes. La disciplina, aún de uso tímido en España, pero cada vez más ruidosa en la prensa especializada, tiene aplicaciones inmediatas en salud y belleza.
El doctor Ramón Cacabelos, Presidente de la Asociación Mundial de Medicina Genómica, estuvo en Madrid esta semana para aclarar dudas y divulgar miguitas de conocimiento entre la atenta concurrencia. No todos los días nos cuentan cosas tan interesantes, que yo te voy a resumir muchísimo (¡lamentándolo!) por aquello de sintetizar.
El estudio del ADN permite conocer la vulnerabilidad personal a enfermedades cardiovasculares, oncológicas y degenerativas, además de a varias sustancias listadas por la FDA (Food & Drugs Administration) presentes en fármacos, cosméticos y alimentos.
Esto explica porqué todos conocemos al típico señor que fumó y bebió como un cosaco hasta los 95 años (¡y qué energía tenía!) o el no menos típico caso de súper-crema de súper-marcón que a tu amiga le deja la piel divina y a ti te da sarpullido.
Conocer el perfil genómico deviene en una mejora de la eficacia de cada sustancia que absorbas vía intestinal o epidérmica puesto que permite personalizar al máximo. Y claro, te enfrenta con ese ‘yo’ que permanecía oculto en forma de posible enfermedad.
El estudio completo con fines antiedad, por ejemplo, supone un exhaustivo repaso al estado celular, muscular y génetico del paciente que se suma a la investigación sobre el estilo de vida y el estado anímico.
Mucho más allá del clásico análisis de sangre, se necesita el rojo elemento además de orina, hormonas, salida, ecografías y radiografías. Este prolijo escaner arrojará luz sobre 300 parámetros bioquímicos absolutamente personales.
Para el test genómico, la piedra angular, es necesaria una simple muestra de sangre. El conocimiento del ADN particular permitirá analizar el envejecimiento de piel y cabello, pero también de tejidos neuronales.
Diagnóstico en mano, es hora de pasar a la acción. Es decir, al tratamiento.
El plan de salud se apuntala sobre el tratamiento nutrigenómico (los alimentos que te sientan bien porque así lo ha querido la naturaleza), la reposición hormonal natural (de ser necesaria), un programa de ejercicio físico y otro de ejercicios mentales para mejorar facultades como el control del estrés, la concentración y la memoria. Todo esto se complementa con nutracéuticos, vitaminas, minerales, oligoelementos, antioxidantes y demás micronutrientes elegidos a conciencia para cada persona.
Por supuesto, esto se puede perfilar mucho hasta dar con el objetivo adecuado. Sea una mejora de la condición física, sea prevenir enfermedades concretas en familias proclives (¡y acertar con los fármacos adecuados llegado el caso!)
Uno de los mejores aspectos de esta disciplina médica, bajo mi punto de vista, es que dota de autonomía al individuo, ya que adquiere ciertas nociones sobre salud que permiten tomar decisiones con criterio.
El test genómico se realiza en el Centro de Investigación Biomédica Euroespes, dirigido por el Dr. Cacabelos.
15165 Bergondo, La Coruña, Spain, A Coruña
981 78 05 05
Precio: desde 2.600. Se facilita plan de pagos.
Existe una interesante modalidad ‘más light’ en forma de tarjeta farmacogenómica tamaño DNI con tus datos sobre sensibilidad a fármacos (en total 1400). Funciona como un pen drive e incluye información concisa en lenguaje asequible (no ultra técnico) para que cada paciente esté al tanto de su realidad farmacogenómica y sepa, por ejemplo, si puede tomar estatinas para tratarse el colesterol o no. Se obtiene enviando una muestra de sangre al Centro Euroespes (consultar la web para conocer el procedimiento).
Precio tarjeta sanitaria: de 300 a 600 euros.