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Aprovechando estas fechas navideñas en las que los perfumes se convierten en el regalo estrella la OCU y STANPA (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) advierten de los peligros para la salud de las fragancias falsificadas detrás de las que está el crimen organizado.

Conviene hacer una consideración previa. Por un lado están las imitaciones, esos perfumes que emulan solo rasgos del original, y por otro las falsificaciones, aquellas que pretenden ser calcos exactos de las fragancias genuinas. En ambos casos se está cometiendo un delito, pero en las falsificaciones es un delito penal y no civil.

Cometen un delito los que las venden pero también los que los compran. Pero más allá de eso, si eres amante del riesgo y cumplir la ley no es lo que más te preocupa, te diré que los peligros a los que te enfrentas son más.

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Diferenciar una fragancia falsificada es relativamente fácil, primero te tiene que orientar el precio -son mucho más baratas- y después hay una serie de aspectos que te darán la voz de alarma. En la rueda de prensa organizada por la OCU y STANPA pudimos verlo con nuestros propios ojos:

– Papel de celofán que recubre el envase de cartón. En el original es como una segunda piel, en la falsificación queda flojo, los pliegues son irregulares…

– El estuche. La textura del cartón tiene consistencia si es original, lo mismo que el ensamblaje que suele tener en el interior para que la fragancia no se mueva.

– Los frascos. El vidrio del original es más suave, frente a la porosidad del vidrio de las falsificaciones. Además, el producto falso normalmente se hace con dos moldes y eso se nota en los bordes. Dentro del envase, la cánula dispensadora es demasiado larga y no se ajusta al tamaño original.

– El etiquetaje. Los productos falsificados no llevan ni número de lote, ingredientes detallados, código de barras ni código de trazabilidad.

También tienes que tener en cuenta sus puntos de venta: manteros en la calle y en mercadillos, bazares y por supuesto, Internet.

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Los perfumes deben cumplir con el reglamento europeo, más de 200 páginas de requisitos técnicos y de regulación de ingredientes que garantizan:

– El contenido. Garantiza que se utilizan ingredientes autorizados e inocuos, su tolerancia cutánea, y su seguridad para las personas y el medio ambiente. En las falsificaciones no se sabe su contenido, en análisis que se han hecho se han encontrado concentraciones peligrosas de plomo, arsénico y cadmio. Hay quienes utilizan orina de caballo para dar el color amarillo a las fragancias…

– Envase. El reglamento exige un test de compatibilidad entre interior y exterior, con el envase y el pegamento que se utiliza, que por supuesto las falsificaciones no hacen.

– Donde se fabrica. Detrás de las falsificaciones está el crimen organizado. Mafias que elaboran estos productos en talleres clandestinos con trabajadores sin ninguna condición laboral y niños en muchos casos. Esas personas están en condiciones de explotación y con condiciones nulas de salubridad, sin maquinaria esterilizada, sin ningún cuidado sobre el medio ambiente…

– Consumidores y autoridades informadas. Las autoridades están a ciegas cuando se produce algún problema de salud con una falsificación porque no saben lo qué contiene ese producto.

Aunque la OCU ha recalcado que no tiene estudios sobre los ingredientes concretos de estas falsificaciones, sí que hay constancia de intoxicaciones por inhalación, irritación ocular, dermatitis, reacciones alérgicas severas, manchas en la piel, fotosensibilidad, e incluso pueden provocar una sensibilización química a largo plazo.

¿Necesitas más? Si tu bolsillo no te permite comprar perfumes de alta gama, existen muchos perfumes económicos que cumplen con la normativa.