Año nuevo es sinónimo de nuevos propósitos y buenas intenciones. ¿Y quien es la estrella de los malos hábitos a dejar atrás? ¡Pues quien va a ser, el tabaco! El día 31 de diciembre muchos dejarán de fumar para empezar a vapear, abandonarán el pitillo de toda la vida por el cigarrillo electrónico para, no hacer otra cosa, que engañarse a sí mismos.
La polémica está servida y los e-cigarrillos ya se sitúan en el punto de mira de las autoridades sanitarias. Aunque no son nuevos, la ley antitabaco los ha popularizado y ha hecho que su venta florezca como setas en otoño. ¿El secreto de su éxito?, que están al margen de la legislación, nada los regula.
Los cigarrillos electrónicos constan de dos cartuchos, uno que contiene propilenglicol y otro con el sabor que es donde se incluye la nicotina. El propilenglicol es un compuesto que se incluye en mucho preparados farmacéuticos como los inhaladores, que produce calor sin necesidad de quemar y que es el que emite el vapor -también es el responsable de ese humo de efecto tan molón en conciertos y discotecas-. No es cancerígeno, pero diversos estudios ya hablan de que puede tener algunos efectos tóxicos y puede producir irritación de la garganta o de las vías respiratorias, e incluso tener efectos indeseables e inmediatos sobre la función pulmonar, no se sabe a largo plazo.
Por otro lado están los aromatizantes de uso alimentario donde se vehiculiza la nicotina y que llevan sustancias oleosas que los alveolos de los pulmones no son capaces de absorber de modo que se depositan en ellos formando una película de grasa que puede conducir a una reacción inflamatoria. Eso sí, no necesariamente hay que poner un cartucho con nicotina, el usuario decide si quiere que lleve o no, venden con y sin.
La nicotina, por su parte, no es cancerígena, pero sí muy adictiva, con lo cual no sirven para dejar de fumar. Es más el que fumaba menos porque en bares, centros de trabajo y otros lugares públicos ya no estaban permitidos los cigarrillos convencionales, ahora vuelve a recuperar el tiempo perdido porque puede vapear en cualquier sitio. En Brasil, Noruega o Singapur ya los han prohibido.
Y por último lleva glicerol, que evita la sequedad de las mucosas y está probado en cosmética y medicamentos, pero no en caliente (la temperatura que alcanza el e-cigarrillo es de 50 o 60 grados).
Bueno, en realidad estos son los ingredientes que se conocen, porque los fabricantes no están obligados a detallar los componentes ya que no están sometidos a ninguna legislación. Es más, de China vienen el 80% de los botecitos con líquidos con los que se cargan los e-cigarrillos, el resto, lo que pueden llegar a contener, lo dejo a vuestra imaginación.
Hay pocos estudios -y los que hay, son todos a corto plazo, claro- y poco consenso sobre estos pitillos de vapor, parece claro que no son tan malos como el tabaco convencional, pero todos los médicos coinciden en que inocuos no son y están convencidos de que no se deben utilizar en lugares cerrados de uso común.
Así que no te engañes, la mejor compañera para este difícil propósito es la fuerza de voluntad, en grandes dosis y algo de ayuda. Tu médico de cabecera u organizaciones como la aecc (Asociación Española Contra el Cáncer) te pueden echar una mano.
¿Te has sumado a la moda del vapeo?