Del khôl árabe al kajal hindú y el eye-liner occidental… el maquillaje de ojos bien definido se pinta como una caligrafía de alta precisión y en alza permanente, readaptada a las tendencias a lo largo de la historia desde los tiempos de Cleopatra. El lápiz de ojos negro gana por mayoría aplastante, luego azul y después verde. En lila o morado, todas las rayas de ojos sin importar el color se utilizan para enmarcar la mirada, otorgando al instante un halo de intensidad y misterio a los ojos.
La raya interna en negro hace el ojo más pequeño, pero más inquietante y profundo que ningún otro color. Si es blanca sucede todo lo contrario, agranda visualmente los ojos pues su efecto se confunde con el blanco ocular. Si no quieres que el khôl negro haga tu mirada más pequeña, puedes subrayar el párpado con una línea junto al borde de las pestañas arriba y/o abajo: fina o gruesa y levantando el rabillo en el extremo para levantar la mirada con un guiño sexy.
En cualquier caso, la raya negra siempre (bueno, he visto ejemplos prácticos espantosos) da un toque de encanto a la mirada. Afila bien la punta del lápiz, que no te tiemble el pulso… y enmarca tu mirada con arte, la mejor intención y sentido.
Basta echar una mirada atrás para ver que el sentido ha cambiado, el primer significado del maquillaje de ojos no tenía nada que ver con la coquetería ni la moda, la línea de los ojos era un gesto de protección ocular para hombres y mujeres. Un ritual enfocado a la salud, con tintes sagrados a los que se sumaban las virtudes medicinales de sus fórmulas para actuar como filtro capaz de limpiar los ojos de polvo, polen y contaminación ambiental.
Hoy, la línea negra y continua alrededor del ojo, continúa subrayando el estilo marcado por la influencia ascendente de Bollywood y el arte hindú, pero se ha perdido el sentido original de salud ayurvédico, sólo conservado por marcas de cosmética natural que preservan el contenido con ingredientes bio y se elaboran con ceras y aceites vegetales como Couleur Caramel , Omamori o Yves Rocher, todos ellos con fórmulas naturales y a precios muy económicos entre 14 y 7 euros.
El verdadero Khôl, colirio del desierto, es un pigmento gris oscuro con polvo de antimonio. Se puede elaborar artesanalmente con pimienta, antimonio, huesos de aceituna o dátil y clavo de olor. Además de dar color, blanquea los ojos y tiene efecto bactericida. Se aplicaba incluso a los bebés para evitar infecciones.
El Kajal en estado puro siguiendo la tradición ancestral de Oriente sirve para aliviar los ojos secos e irritados. El Kajal es una pasta medicinal con base de carbono y plantas de la medicina ayurvédica como el aceite de ricino, el sándalo y mantecas vegetales. forma de lápiz diseñada para maquillar el interior del ojo. del mismo modo que el khôl, polvo mineral que se aplica con palillo o prensado en una mina blanda de lápiz. Su mayor problema es que ambos se corren con facilidad dejando un efecto ahumado muy cool, un smoky eyes sin necesidad de recurrir al difuminado de sombras. Este efecto sucio y emborronado arriba y abajo será el más buscado el próximo otoño por las firmas de cosmética más comercial.
Si tienes una mirada sensible, fíjate bien en los ingredientes que introduces a través de los maquillajes y directamente dentro de tus ojos. Personalmente uso desde hace años khôl árabe en polvo aplicado con palillo de madera porque no me gusta que los lápices de ojos me hagan llorar sin motivo aparente.
Camelia 
Beatriz Peña 
Karloz 
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