Si tu bolsillo te permite sentarte en un bar a tomarte un ‘cafelito’, seguro que también te permite tomarte dos, y estoy convencida de que te sentará mucho mejor si sabes que ese calorcito reconfortante -o fresquito ahora en verano si es con hielo- que te ofrece una taza de café, lo puede disfrutar alguien más. Los cafés pendientes se extienden por los bares de toda España, pagas voluntariamente para que alguien sin recursos, pueda tomarse uno.
Pero no es una iniciativa nueva, tiene más de 300 años de historia, nació en un barrio de Nápoles, allí cuando la gente estaba muy contenta, la forma de celebrarlo era pagándose su café y dejando monedas en la barra para que quien viniera detrás, se lo tomara gratis. En Italia la gente recuperó esta buena costumbre en 2008 y a España ha llegado gracias a un joven catalán que lo vio por Internet y creó una página web para que empezara a funcionar aquí. En tan sólo 3 meses, la iniciativa ya se ha extendido, como la espuma y gracias a las redes sociales, a otros países.
Una muestra más de esa solidaridad que siempre ha caracterizado a los españoles -sí, ya está bien de cosas negativas, somos solidarios por naturaleza, sino, no estaríamos en el primer puesto mundial de trasplantes– y que ahora se está haciendo más evidente que nunca.
Ya se han sumado más de 100 locales de toda España, y la iniciativa ha tenido tanto éxito, que en muchas cafeterías hay exceso de cafés pagados. En algunos locales también se puede dejar comida o bocadillos pagados.
En la página web de Cafés Pendientes se pueden buscar los establecimientos que ofrecen esta posibilidad y adherirse a la iniciativa si se tiene un bar o restaurante.
¿Has pagado algún café pendiente?