Sueños son…
Casi nunca recuerdo mis sueños, las pesadillas a veces sí, pero casi siempre despierto con algún pensamiento extraño revoloteando por mi mente. Recuerdos de algunas personas que hace tiempo que no veo y a lo largo de ese día tal vez les de un toque. A veces son sensaciones, otras frases encadenadas que me llevan a teclear al ordenador. Esto también me ocurre por las noches antes de quedarme dormida. Por eso tengo una libreta y un bolígrafo en mi mesilla, a veces las anoto para luego releerlas cuando ya estoy del todo despierta. A veces me parecen geniales, otras hilarantes y no por eso menos buenas.
Las buenas ideas muchas veces forman parte de los sueños. Así le surgió a Paul McCartney con su famoso tema Yesterday. No, no formo parte de los 4 Beatles, realmente soy un escarabajo a su lado. Aunque al menos comparto con ellos la raíz del nombre. Muchos me llaman Bea, pero yo sé que me llamo Beatriz. Otros me llaman Betty y algunos Beuchi con una clarísima intención de encariñarse conmigo de una manera tan cínica y superficial que no va conmigo.
No me acostumbro a que me hagan la pelota. No soporto a los pelotas, aunque hay algunos tan refinados que reconozco haber caído en sus voluptuosas redes repetidamente. Soy tan humana como cualquiera.
Intentaré reproducir las frases con las que he amanecido hoy. Pero a estas horas, lo veo un poco imposible.Ya no sé en qué parte de mi inconsciente subsconsciente se habrán quedado. Por favor, puentes neuronales: ¡volved a mí!
Enseñar a alguien el camino, auparle a hombros para que cuando ha aprendido a andar por él se ponga en medio para no dejarte pasar, justo cuando acabas de caerte y más necesitas que alguien te de la mano.
Perdonar después de todo y seguir andando con un fuerte dolor de corazón, que no te deja caminar erguido. Volver a levantarte, intentar enderezar la postura y seguir andando lo más recto posible, sabiendo que estás herido de gravedad. Seguir soportando los continuos roces. Por favor, deja de frotarte me irritas la piel. Tengo eczema y necesito una crema que realmente suavice.
Cierto que podría cambiar de camino, pero quién me asegura que en el siguiente no coincidiré con el mismo tipo de transeúntes.
Descubrir con tristeza que para algunos que creías tus amigos la verdadera amistad es una simple transacción económica, un frío intercambio de poder. Ver con claridad como esas mismas sanguijuelas están chupando ahora de otros cuerpos y saber que cuando les hayan chupado suficiente sangre también les dejarán doloridos y tirados en el suelo. Siento pena de los que aún no se han dado cuenta que llevan un parásito adherido a su piel como una lapa. Al principio, no duele, incluso activa la circulación. Lo bueno es saber retirarse a tiempo.
Luchar por la objetividad en un mundo cada vez más subjetivo. Hacerse impermeable a los halagos, romper con el inhumano tráfico de influencias. Matar al embaucador lobo feroz. No sucumbir a sus palabras envenenadas. Nadar contracorriente como el salmón resulta agotador, pero no se puede nadar en contra de tu naturaleza.
Sentirse bien por tener esa sabiduría y saber con certeza quiénes son tus verdaderos amigos.
Dejarse la piel y partirse el pecho por lograr objetivos evidentes y ver cómo se valoran más las falsas verdades.
Una de las pocas enseñanzas que atesoro de mi padre es su odio radical hacia la gente pelota. “Será pelota, el tío” decía con una sonrisa encendida.
Desde niña también intenté contagiarme de su increíble sentido del humor y esa alegría suya tan contagiosa.
Ayer fue el Día del Padre. El mío hace muchos años que murió, pero tengo recuerdos, frases, pensamientos. Y sueños… buenos y malos como todo el mundo.
Hay dolores que no se pasan con Paracetamol.
Hoy todo el pescao está vendido.