La medicina estética avanza hacia técnicas menos invasivas que consiguen resultados más naturales. No hay nada peor que arreglos demasiado evidentes que cambian el rostro de forma y le conceden otra expresión diferente. Siempre que se note, no es un buen trabajo.
La medicina estética busca intervenciones mínimas y apuesta por la prevención, por los pequeños pinchazos con rellenos reabsorbibles -ácido hialurónico, por ejemplo- cuando se empiezan a notar los primeros signos del envejecimiento y no cuando la cosa cuelga tanto que sólo se puede arreglar con la ayuda del bisturí. Se corrigen pequeños defectos o arrugas y a la vez, se combate el envejecimiento con sustancias que favorecen la producción de colágeno y elastina, hidratando la piel desde el interior…
Es el caso de la ingeniería facial, una técnica que trata de reafirmar las zonas destensadas de la piel de la cara.
Como si de una obra de ingeniería se tratase, el doctor Jaime Tufet nos cuenta que el médico tiene que buscar las estructuras fijas y las móviles de su edificio, que en este caso es la cara. El rostro no envejece de manera uniforme porque hay zonas fijas -desde la frente a la barbilla-, que actúan como punto de anclaje de la piel y los músculos- y otras móviles, las laterales, que tienen tendencia a caerse.
Esta técnica de medicina estética consiste en actuar horizontalmente, es decir, en sentido contrario a la gravedad, a la dirección del descolgamiento, con esto se conseguirá la retracción de los tejidos y la elevación de la piel.
Se inyecta con microcánulas -a diferencia de las agujas, éstas tienen la punta roma y no producen daño- un gel acuoso con microesferas de CaHa (hidroxiapatita cálcica) en determinados puntos -generalmente tres- de cada lado del rostro. Además de un efecto de corrección inmediata, las microesferas del relleno actúan estimulando la producción futura de colágeno en la piel y aportando una hidratación extra.
Los resultados son inmediatos, aunque a lo largo de los meses la creación de colágeno provoca que los efectos sigan apreciándose. Los resultados permanecen 12 meses, aunque siempre influye la calidad de vida que una lleve -no fumar, comida sana, deporte…, unos hábitos sanos, harán que su duración sea mayor-.
Se puede hacer a partir de los 30 años, como tratamiento natural para mantener y retrasar el envejecimiento.
En España son sólo cuatro los doctores que están aplicando esta técnica, Jaime Tufet -de la Clínica Tufet de Barcelona (www.clinicatufet.com)- y los doctores Javier Anido, Moisés Amsselem y Carlos San Martín.
Precio: en torno a 600 euros.