Un poco de humor de Forges

Un poco de humor de Forges

Las células madre están de moda, y cualquier cosa que las lleve en su interior, es vista como la panacea. Pero como siempre suele suceder con los avances de la ciencia, hay mucho timo asociado a estas células milagrosas.

Para que nos entendamos, se trata de células con el potencial de convertirse en muchos tipos distintos de las células que tenemos en el organismo. O sea, que unas pocas pueden multiplicarse y diferenciarse para dar origen a muchas células de la piel, el corazón o el tipo celular que sea. En función de cómo sea esta capacidad, se distinguen dos categorías: las adultas, que proceden de un órgano concreto (hígado, cerebro, médula ósea…,) y las pluripotentes, que pueden dar origen a cualquier tipo celular del cuerpo y que pueden ser embrionarias o creadas en el laboratorio. Las esperanzas depositadas en estas células nacen de su potencial de generar órganos y tejidos a partir de ellas.

Y mientras la ciencia avanza y los telediarios incluyen en sus noticias esperanzadoras investigaciones con estas células, la cosmética las incluye en sus fórmulas y sobre todo en sus eslóganes, aprovechando el aspecto novedoso de las terapias con células madre, con lo que la confusión también se multiplica.

Pero, ¿qué hay de verdad en todo esto?

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Para empezar la cosmética solo puede incluir células madre de origen vegetal, el uso de células madre de origen humano -o animal, por supuesto- en la cosmética es ilegal. Pero el lío es tal que la Agencia Española del Medicamento ya alertó hace unos meses sobre la confusión que el uso indiscriminado del término “células madre” puede causar en situaciones que nada tienen que ver con el tratamiento de enfermedades humanas.

Y especialmente se refería a los productos cosméticos, “que no pueden contener derivados de origen humano según la legislación, por lo que la utilización de células madre humanas en productos comercializados como cosméticos es ilegal. Y en caso de contenerlas deberían ser considerados medicamentos con lo que deberían demostrar su calidad, seguridad y eficacia en ensayos clínicos adecuados que permitieran al ciudadano saber los efectos y posibles riesgos de su utilización”.

La cosmética incluye por lo tanto células madre de origen vegetal -de algas o de manzanas, por ejemplo-. Y como bien afirmó el doctor Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y profesor de Dermatología en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, en un encuentro reciente, “no se ha demostrado ninguna utilidad ni eficacia de las células madre vegetales”. Y lo cierto es que, por el momento, ningún estudio científico avala la su eficacia.

¿Dónde están los de responsables de la agencia de autocontrol de la publicidad?