Me atrevería a decir que los dos grandes campos de batalla del mundo de la belleza están en luchar contra dos consecuencias de la gravedad: el envejecimiento y la calvicie. Dos frentes en los que hay mucha investigación pero también muchas falsas promesas, casi más, si cabe, en el último caso.
Quien ve cómo su pelo va siendo cada vez más escaso lo sabe, mil y un potingues dispuestos a engañar a personas que tienen una verdadera necesidad de recuperar el cabello perdido, pero que no sirven absolutamente para nada. Yo siempre me pregunto cómo es posible que el hombre haya llegado a la luna y no se haya inventado nada para que el pelo crezca allá donde empieza a faltar.
Los avances en este campo van hacia la utilización de factores de crecimiento y células madre para combatir la alopecia pero, ¿qué hay de cierto?
Los factores de crecimiento se llevan ya usando desde hace más de 10 años en medicina. Se trata de proteínas que tenemos en nuestra sangre con una función muy importante en la comunicación entre células: reparan las lesiones. Sus aplicaciones son diversas pero en todos los casos se utiliza directamente sobre la lesión, para acelerar y mejorar la regeneración celular acortando el tiempo de recuperación.
La forma de obtenerlos es relativamente sencilla: se realiza una extracción de sangre y ésta se centrifuga para separar las plaquetas del resto de las células, para que os hagáis una idea, por cada 10 ml de sangre extraída se obtienen aproximadamente unos 3 o 4 ml de plasma rico en factores de crecimiento. Se utiliza en muchas operaciones para acelerar la cicatrización, en la consolidación de fracturas, injertos óseos, artrosis, lesiones de tendones, músculos y cartílagos, en rejuvenecimiento facial y en tratamientos contra la alopecia.
Y este es el campo que hoy nos interesa, según el doctor Juan Ferrando, Jefe de Servicio del Hospital Clínico de Barcelona y miembro de la AEDV (Asociación Española de Dermatología y Venereología), “Desde hace más de 2 años se utilizan para el tratamiento de la alopecia androgenética –la más habitual- con resultados memorables”. Su uso disminuye, como mínimo, un grado en la escala Ebling, que clasifica en 5 los tipos de pérdida de pelo.
Se ha comprobado que se consigue pelo nuevo, además de mayor grosor del existente y un poco más de color y vigor en el mismo. Sus resultados comienzan a notarse a partir de la segunda sesión y son más notables en la alopecia masculina que en la femenina, y siempre combinados con un tratamiento previo base –con minoxidil o finasterida-. Son ya varios los estudios que lo demuestran, entre los últimos, el elaborado por el servicio de Dermatología de Hospital Quirón Valencia y que fue premiado en el 40º Congreso Nacional de Dermatología.
Hasta el momento, los factores de crecimiento se aplican mediante agujas pero en breve llegará una nueva manera de aplicación revolucionaria que no necesita agujas, la isoforesis, que actúa mediante la emisión de ondas moduladas elásticas de baja intensidad.
El futuro, ya os lo contaremos, estará en las células madre. Existen ya algunos estudios acerca de la implantación en el cuero cabelludo de células madre autólogas del folículo piloso, pero se han realizado sobre pocos casos y los resultados, hasta la fecha, sólo consiguen una mejoría global del 6% a los 6 meses de una primera sesión.
Anonimo dice:
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