Miguel Ángel Leal lleva la pasión por las joyas y la bisutería en la sangre. Su padre, Ricardo Leal creó, hace 30 años, el proyecto Cristian Lay, empezó con el diseño y fabricación de piezas de joyería y bisutería, y hoy se ha convertido en una de las mayores compañías de Europa de venta por catálogo. Factura anualmente 200 millones de euros, está presente en 18 países y da trabajo a 2.000 personas. Pero además, se han quedado en casa, y su fábrica en la localidad extremeña de Jerez de los Caballeros da empleo y riqueza a sus habitantes. Pero la cosa no acaba ahí, esta marca está detrás de la marca de cosmética propia de El Corte Inglés, es el que fabrica gran parte de las 200 referencias de Veckia.
La forma de ser Miguel Ángel Leal se entiende si se profundiza un poco más en su historia. Él no llegó a la parte directiva de la empresa directamente ni se puso a diseñar joyas bajo el ala de la marca de su padre desde el primer momento. Este joven extremeño se formó en Administración y Dirección de Empresas pero, además, conoce la empresa desde dentro porque ha trabajado en casi todos los departamentos, empezando por el almacén, pasando por los de auxiliar de marketing, jefe de productos de relojería, compras internacionales, director de marketing estratégico y expansión para llegar al de director creativo. Eso le permite tener una visión completa de la empresa y saber que todos los trabajadores son imprescindibles para que las cosas funcionen, desde el mozo de almacén hasta los directores que toman las decisiones estratégicas.
Las creaciones de Miguel Ángel Leal forman parte de esta marca pero conforman una categoría propia y llevan su sello personal. Cada diseño tiene un porqué, cuenta una historia y está inspirado en sus vivencias, en sus viajes. Para que os hagáis una idea, una de sus últimas creaciones es la colección “Tiempo en equilibrio”, en la que ha jugado con el símbolo del jin y jan pero convertido en un beso, el amor como forma de encontrar el equilibrio, como la gargantilla de la foto chapada en plata envejecida.
Cada una de sus joyas lleva un mensaje como su colgante en forma de faro de la energía, que “simboliza el viaje de la vida. Los barcos y los seres humanos, siempre han tenido dos cosas en común: un puerto de destino y un faro que les guíe en su travesía”. En los pendientes Sherezade viaja al escenario de Las mil y una noches y el desierto del Sahara inspiró el espectacular anillo del mismo nombre, de oro de 18 quilates, resina natural y circonitas: “Hay pocas estampas tan bonitas y a la vez, tan aterradoras cómo kilómetros y kilómetros de arena estéril. Dos metáforas alentadoreas: hay seres vivos cómo los camellos, que se adaptaron perfectamente a esas condiciones y por otra parte, entre tanta arena seca, a menudo se encuentran acuíferos casi vírgenes llenos de vegetación, que ofrecen un respiro a los transeúntes de esos lares”.
Su marca engloba bisutería a precios realmente accesibles, joyas en oro que ya elevan considerablemente su precio, relojes y fragancias.
Precio gargantilla “Tiempo en equilibrio”: 37,95 euros.
Gargantilla “Faro de la energía”: 21,95 euros.
Precio pendientes “Sherezade y el poder de las palabras”: 21,95 euros.
Precio anillo Sahara: 1.920 euros.