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La carrera por el exceso navideño empieza en torno al 20 de diciembre con las cenas de empresa y otras reuniones amistosas para celebrar que ¡ya se acerca la Navidad! Su apoteosis llega en Nochebuena y Navidad y la traca final con la interminable cena de Nochevieja, a la que se suman los brindis varios después de las uvas, acompañados de turrones y todo tipo de dulces típicos y por supuesto, más alcohol de la cuenta durante una noche muy larga para muchos, a los que seguro que les sorprenderá el día todavía de celebración. Pero ahí no acaba la cosa, después llegarán Los Magos de Oriente cargados con azucar a raudales en forma de roscón de Reyes. A juzgar por los comportamientos alimenticios en esta época, parece que no hubiéramos comido durante el resto del año.

Si después de tanto exceso, te levantas con cuerpo de jota, la cabeza te da vueltas, tienes la boca pastosa, el estómago del revés y no te puedes ni mover de la cama, esta es la guía para recuperar tu cuerpo y tu alma de tanto exceso festivo.

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A lo mejor el primer problema al que te enfrentas el día después es que no sólo se te ha ido la mano con la comida, sino también con la bebida. Las leyendas que circulan para combatir la resaca son para todos los gustos: ayunar, zumo de tomate, más alcohol, medicamentos varios…  Lo ideal es moderarse en el consumo de bebidas alcohólicas, pero si ese no es tu caso, es muy importante hidratarse bebiendo abundante líquido –agua, zumos o bebidas isotónicas-, dormir mucho, hacer ejercicio y no ayunar, comer favorece la recuperación.

Si el exceso que te preocupa es el de la comida, debes saber que los abusos de estas épocas dejan de media entre dos y cuatro kilos en el cuerpo de los españoles, así que no eres una excepción y como se suele decir, “mal de muchos consuelo de tontos”.

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En este caso, también debe imponerse la moderación y el sentido común. El ayuno estricto no es la solución, los expertos recomiendan optar por comidas ligeras, con pocas calorías para compensar, evitando las grasas y el azúcar. Una dieta con la fruta y las verduras como protagonistas, acompañadas de carne o pescado a la plancha o hervidos y mucho líquido en forma de agua. Ayudará que incorpores alimentos depurativos que estimulan hígado, riñones e intestino –piña, cardo mariano, endibias, alcachofas, infusiones de diente de león o borraja-  y aquellos que son ricos en fibra que ayudan a evacuar y aliviar el vientre hinchado.

Y todo ello acompañado de ejercicio físico para ayudar al organismo a depurarse, bastaría con caminar una hora diaria.