La corbata debe de ser uno de los complementos más definitorios de una vida oficinista aburrida y llena de formalidades cotidianas, enterrada entre las paredes falsas de un cubículo de metro y medio de ancho.
El nudo corredizo, el estampado tristón… parecen símbolos de un estilo laboral anticuado como el que nos gastamos aquí, con nuestras jornadas de ocho horas y nuestro costumbrismo indumentario que equipara la corbata a la seriedad, y los tatuajes a la dejadez.
Quizá estemos demasiado acostumbrados a movernos en una serie de tópicos de estilismo que no correspondan con la realidad. Quizá la corbata no sea un añadido al CV pero tampoco la correa con la que ahorcarnos en medio de una hora extra no remunerada.
A decir verdad, en el mundo hay corbatas bastante chulas, de las de hacer las delicias de cualquier empleado de Google en California que juega al paint-ball mientras su ordena ‘piensa’.
En esta línea de redefinición temática y conceptual, Hermès acaba de ampliar espectro con su colección “8 Ties”, una serie de corbatas con estampados “geeks” que desgranan los símbolos con los que vibramos los hijos de nuestro tiempo.
El diseño es del artista Miguel Chevalier y la línea se ha lanzado con un proyecto visual del artista inspirado en su trabajo “Binary Wave” e instalado en el Palazzo Morando (Milán). Podrá verse allí del 17 al 28 de octubre.
La idea es dar una vuelta de tuerca al concepto de la corbata a través de una tecnología con la que estamos familiarizados. Una colección pensada para el hombre de costumbres que mira hacia el futuro con cierto sentido del humor, y también un paso más en la búsqueda de nuevos referentes en moda.
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