“José Carloooooooh, que acabah de comeeeeer, báñate pero no te mojeeeeeeh”. ¿Cuántas veces hemos oído este grito pelado lleno de autoridad materna –y de celebrable paradoja- en nuestras playas?
Este mismo verano me lo recomendaba Towando con gran seriedad y preocupación. Yo, en mi esnobismo descreído, le tomaba el pelo como loca tachándole de espíritu antediluviano reencarnado en el serrano cuerpo de un treintañero cosmopolita, dándome consejos de los años 50 mientras apuraba su dry Martini.
Pues bien, ni la esnob ni el carpetovetónico estaban del todo en lo cierto en el asunto, pero hay que reconocer que el ‘anticuado’ no estaba lejos de la realidad.
Para empezar, llamemos a las cosas por su nombre. El corte de digestión, como lo conocemos popularmente, responde según los cánones al nombre de síncope de hidrocución, y puede producirse independientemente del proceso de digestión.
Se produce por un reflejo de inmersión extremo, por una alteración brusca de los reflejos corporales al contacto con el agua, acabes de enchufarte una paella y de postre sandía cinco minutos antes o no. Un punto para las abanderadas del siglo XXI.
Al introducirnos en el agua, el cuerpo disminuye la frecuencia cardíaca y la vasoconstricción periférica para garantizar que el cerebro reciba un aporte adecuado de sangre y oxígeno. Cuanto más fría esté el agua y más elevada sea nuestra temperatura corporal, más acusado será este reflejo. Así que sí hay verdad en esa sabiduría ancestral transmitida de generación en generación que recomienda esperar un rato al baño tras la comida; puesto que durante el proceso de digestión, se acumula una buena cantidad de sangre en el sistema digestivo y se produce un aumento en la temperatura, lo que puede provocar el temido síndrome de hidrocución. O más ‘cariñosamente’, corte de digestión, y toma corte al esnobismo porque esto suma mínimo punto y medio a la cohorte de abuelas en primera línea de playa.
Recopilando, aquí van unos cuantos consejos de ayer y hoy para prevenir esta molestia:
-Evitar la exposición prolongada al sol.
-Evitar el ejercicio físico intenso antes del baño.
-No entrar en el agua inmediatamente después de las comidas, especialmente si han sido copiosas o se ha bebido alcohol.
-Entrar en el agua paulatinamente, sobre todo si está muy fría.
-Salir si se sienten mareos, escalofríos, nauseas, visión borrosa o zumbidos en los oídos.
Y que nada te corte la fiesta.