Gracias a una conocida marca de bebidas y a la crisis -que es responsable de casi todo-, los pueblos han recuperado el protagonismo que nunca debieron perder. Durante muchos años fueron relegados por destinos internacionales y exóticos, pero este cataclismo económico ha hecho que volvamos a nuestros orígenes en muchos sentidos, y en el regreso al lugar donde nacieron nuestros antepasados también. Ahora el que tiene pueblo tiene un tesoro y lo convierte en destino vacacional con el notable ahorro que eso supone, y el que no lo tienen lo adopta, ¿o es el pueblo el que te adopta a ti?
En otras épocas era más común que la familia entera se trasladara al pueblo. Los niños disfrutaban del contacto directo con la naturaleza, allí aprendían a montar en bici, a subir a los árboles, a destrozarse las rodillas con mil y una caídas, se bañaban en el río, y se enfrentaban cada día a esa frase maravillosa: ‘¿y tú bonit@, de quién eres?’, ‘pues yo de nadie’, era lo que me pedía el cuerpo responder siempre, pero al final respondías, ‘yo de fulanita de tal’, ‘ay, es verdad, si es que eres clavadita a tu padre’, cuando toda la vida te habían dicho que eras igualita que tu madre. Impagable. Como impagable también era el momento en el que, después de cenar, cuando ya empezaba a refrescar, los mayores sacaban las sillas a la puerta de las casas y comenzaba la charla. Si todavía no has comenzado tus vacaciones y el pueblo está en tu horizonte, aquí van algunos consejos, algunos en forma cosmética, que es lo nuestro, para que disfrutes del verano campestre.
Porque por muy lejos que esté la playa, no te confíes y no salgas de casa –ni dejes que los niños salgan de casa- sin protección solar. En los pueblos también da el sol, y si estos están en la montaña, mucho más. Máxima protección para todos y un buen gorro que cubra la cabeza.
Los mosquitos campan a sus anchas en verano en cualquier parte de la geografía española, pero más en plena naturaleza. Un buen repelente de mosquitos no puede faltar en tu ‘neceser rural’, Arkopharma ha creado una pulsera de silicona –en seis colores y ajustable a la muñeca-, que se impregna de un aceite esencial de citronela y repele a los insectos.
El centro de la pulsera lleva una cerámica difusora donde se deposita el aceite, y después de dejar unos minutos que se absorba, se puede utilizar. Cuando se percibe que la cerámica ya no desprende olor, se vuelve a aplicar citronela. Al ser un producto natural, lo pueden utilizar niños a partir de 3 años -lo importante es que no se lo metan en la boca- y no se recomienda su uso para embarazadas.
Precio: 12,95 euros.
Tampoco te olvides de un buen reparador de labios, el viento campestre los reseca mucho y si no quieres volver a la capital con ellos destrozados no te separes de él. The Body Shop ha lanzado una manteca labial de fruta de la pasión solidaria. El cien por cien de lo que pagues por ella, irá destinado a tres organizaciones benéficas que la firma ha elegido en cada país.
Precio: 5 euros.
Por supuesto, igual que tus labios necesitarán una hidratación extra, también tu piel, así que ¡alegría para el cuerpo y para el pueblo! Ese es el nombre –Alegría para la piel– de la hidratante de Lush a base de aceite de almendras, manteca de cacao, plátanos frescos orgánicos e infusión de vaina de vainilla para recuperar la elasticidad y los niveles de hidratación de tu cuerpo.
Precio: 15,75 euros / 240 gr.
Destierra los modelitos veraniegos para la noche porque en todos los pueblos de España, cuando se va el sol ‘refresca’ y hay que salir con una chaqueta. También debe acompañarte un buen calzado, fuera los tacones y elige algo cómodo por si tienes pensado hacer alguna ruta. Me han gustado mucho unas botas de Decathlon, que además de estar diseñadas para el verano y son resistentes al agua, la tela exterior está fabricada 100% poliéster reciclado a base de botellas de plástico, parte del material utilizado en las plantillas –el 15%- son conchas de ostras recicladas y el interior es 100% algodón.
Precio: menos de 30 euros.
Y dos últimas cosas, prepara tu paladar para una explosión de sabores, el cosmopolita acostumbrado a los tomates de supermercado, descubrirá todo un mundo de sensaciones en forma de verduras recién cogidas de la huerta. No se me ocurre nada más sabroso y sano que una ensalada de tomate y cebolleta de la huerta regada simplemente con un chorrito de aceite y una pizca de sal.
Y no olvides el cuaderno –una que todavía es muy antigua y prefiere seguir apuntando, las cosas importantes, en papel– porque si te mezclas con los mayores del pueblo seguro que aprenderás algo: a hacer conservas, platos típicos de la zona, jabón, punto… Todas esas cosas tan normales en la generación de nuestros padres y abuelos, que habíamos olvidado, pero que vamos recuperando.
¿Tienes pueblo o te han adoptado en alguno, ¿qué es lo que más te gusta de volver en vacaciones?