Os hablamos continuamente de métodos de depilación: definitiva, cera, eléctrica, hilo, la clásica cuchilla… Pero ¿qué pasa con quien elige no depilarse?, es una opción igualmente válida y respetable que la de quien decide ir sin un solo pelo por la vida, pero, ¿es realmente una elección libre?
La periodista irlandesa Emer O’Toole de 28 años, dejó de depilarse hace casi dos años como experimento para un artículo que publicó en su blog The Vangenda y después para el diario británico The Guardian. Pero el experimento ya ha acabado y ha decidido que está muy a gusto así y que no piensa volver a depilarse ni axilas ni piernas, reconoce que estaba ya cansada de la obligación de depilarse desde que tenía 13 años. Su decisión de ‘¡fuera maquinillas!, ¡arriba los brazos aunque asomen los pelos!’ va camino de convertirse en todo un fenómeno feminista. Aunque sus artículos pasaron más o menos desapercibidos, su aparición en televisión presumiendo de que su vello en axilas y piernas, era bello, fue una revolución.
En estos dos años la joven irlandesa se ha planteado muchas cosas, por ejemplo si la depilación es una norma fijada por la sociedad o se trata más bien de una cuestión de higiene. Ella argumenta, y no le falta razón, que si es una cuestión de higiene, deberían depilarse igualmente los hombres, porque para ellos es algo opcional y parece que para nosotras es algo socialmente impuesto. Las razones son más estéticas que de otra índole, para O’Toole ‘eliminar el vello es producto de la industria de la belleza’ y no es una opción para las mujeres ¿qué opináis?
Con su experimento, ha querido demostrar que las mujeres nos depilamos porque nos lo impone la sociedad. Aunque O’Toole tampoco quiere llegar al otro extremo de imponer la no depilación, simplemente cree que debería existir la libertad de decidir, sin que por llevar vello allá donde no se suele llevar, tengan que soportarse las críticas ajenas e incluso las carcajadas. El reto de O’Toole es convencer a las mujeres de que depilarse o no, debería ser una elección como la de ponerse maquillaje, falda o pantalón.
Ahora me diréis que no existe ninguna ley que lo prohíba, que cada una es libre de decidir lo que hace con su cuerpo, pero seamos sinceras y hagamos examen de conciencia. Una cosa es que no se prohíba algo y otra que la presión de la sociedad por seguir un determinado canon de belleza no se convierta muchas veces casi en una imposición. Todas las revistas se hacen eco cuando Julia Roberts luce –y lo hace habitualmente- sus axilas sin depilar, o cuando a alguna celebritie le asoma algún pelo donde no debería. También recuerdo cómo cuando la actriz Mo’nique acudió a la gala de los Globos de Oro con sus buenos pelos en las piernas, al día siguiente no se hablaba de otra cosa, ni rastro de la verdadera noticia que protagonizó esa noche: su premio como mejor actriz secundaria por su increíble papel en Precious. ¿Quién escribe esas noticias, ellos o nosotras?, ¿quién dice que los hombres las prefieren delgadas o sin pelo?
Porque aunque podamos pensar que es una cuestión impuesta por los hombres, la respuesta nos la da la periodista irlandesa, que cuenta cómo encontró más complicidad en el género masculino que en el femenino, su novio estuvo encantado con la idea y después de dejarlo con él, se encontró con que a muchos hombres no sólo no les molestaban, sino que les gustaban. Las malas miradas y gestos hostiles le vinieron, en su mayoría, de las mujeres. A lo mejor es algo que nos hemos impuesto nosotras mismas, a lo mejor somos nosotras las que establecemos los cánones estéticos, muchos de ellos imposibles de cumplir por la mayoría de las mujeres y de los que nos convertimos en verdaderas esclavas…