Toda la vida se ha llamado colorete, ahora, por influencia del inglés y porque parece que si se dice en otro idioma es más glamuroso, todo el mundo lo llama blush. Es el gran olvidado, o quizá sería más apropiado decir que es el peor utilizado, no tienes más que echar un vistazo por la calle, las mujeres saben que tienen que utilizarlo, pero no siempre saben muy bien cómo hacerlo.
Su función es iluminar y dar forma al rostro. En la actualidad, se ha convertido en un complemento imprescindible para mejorar el tono, aportar al rostro ‘sensación de buena cara’, de aspecto saludable. A lo largo de los siglos ha evolucionado, con más o menos importancia dependiendo de las épocas, aunque sin duda el protagonismo al colorete le llegó a partir del Renacimiento, la mujer llevaba el rostro completamente blanco, para lo que se aplicaban polvos de arroz o harina, se pintaban lunares y se los colocaban en el rostro o en el escote, dependiendo del significado que le quisieran dar. Todas las europeas de clase alta vivieron una verdadera ‘fiebre del colorete’, el rubor en las mejillas contrastaba con esas caras blancas, y se utilizaba en cantidades enorme cuando se quería llamar la atención y parecer, intencionadamente, descarada. Por el contrario, el colorete desaparecía por completo después de un fracaso amoroso.
Pero aunque las modas cambien, el colorete no se debe aplicar a lo loco sobre las mejillas, existen unos mandamientos del colorete, ¿los repasamos?
1. Busca la fórmula que mejor te vaya, para ello tendrás que tener en cuenta tu tipo de piel. Para las pieles normales y secas, el rubor en crema, mousse o fluido es perfecto, pero si tienes la piel mixta o grasa, el colorete en crema puede engrasar más tu cutis. Eso sí, con los coloretes en crema, mousse o fluidos se consigue un acabado más natural.
2. Elige las herramientas adecuadas para aplicarlo, para el colorete en polvo necesitas obligatoriamente una brocha, para distribuir mejor el color, y procura que sea de un tamaño medio y con un mango largo para poder cogerla bien y poder hacer movimientos más largos. Para el rubor en crema o en gel, los dedos son una buena herramienta.
3. Cuidado con el color, si no estamos buscando un disfraz de payaso, no te excedas con el color, los tonos más favorecedores son los que se asemejan al tono natural de la piel después de hacer ejercicio, éstos suelen ser los rosados suaves y los melocotones. Por lo general, se recomiendan los tonos rosas para las rubias y las pieles más claras, los marrones y tostados para las morenas y los tonos afrutados para las pieles cetrinas.
4. La forma de aplicarlo sí cuenta, y ahí radica el error de muchas mujeres. El primer toque de colorete, se da en la parte superior del hueso de la mejilla para que en ese punto quede el tono más intenso, después se difumina con movimientos largos desde el hueso del pómulo hasta las sienes e insistiendo varias veces pero sin volver a poner producto en el pincel. Para saber dónde está ese punto tienes dos formas de hacerlo, traza dos líneas imaginarias: una desde la mitad del ojo (a la altura del iris) hacia abajo y otra desde la punta de la nariz hacia el exterior, hasta cortar la anterior, el colorete se aplicará donde coincidan ambas. Otra de las formas para saber dónde hay que aplicar el colorete es forzando la sonrisa, el punto carnoso que sobresale es donde se tiene que aplicar.
5. Ten en cuenta la forma de tu cara a la hora de aplicarlo. Si es alargada, aplícalo en horizontal, desde el centro de la mejilla, a la altura de las aletas de la nariz y difumínalo de manera ascendente hasta las sienes. Si el rostro es huesudo u ovalado, aplicando el colorete en el centro de la mejilla y de forma circular, se consigue suavizar los rasgos. En las caras redondas, debe usarse el blush de manera triangular, trazando una línea imaginaria desde la comisura del labio hasta la sien, y empezando a aplicarlo desde la mitad de la mejilla hacia fuera. Si tienes el rostro cuadrado, debes aplicarlo de manera horizontal.
6. Cuando vayas a aplicarlo, quita el exceso de producto con la mano o soplando porque si te pasas, luego es difícil de retirar. Conviene no aplicar mucho color de una sola vez.
7. Si quieres que aguante tus jornadas maratonianas, pon una buena base, utiliza un buen primer para fijar el color.
8. Al acabar, utiliza polvos traslúcidos para fijar, también te ayudarán a suavizar el efecto y corregir el exceso de colorete si se te ha ido un poco la mano.
9. Barbilla, frente y punta de la nariz, como remate final, puedes dar un toque muy sutil y ligero en el centro de la barbilla, y de la frente y la punta de la nariz para aportar luz al rostro.
10. El colorete se aplica en último lugar, después de haber maquillado los ojos y la boca, para percibir mejor la intensidad que le debes dar a tus mejillas.
¿Crees que se me ha olvidado algo?