Nunca deja de sorprenderme el espíritu crítico con que observamos nuestra propia anatomía, normalmente haciendo caso omiso a las flores que nos tiran desde miradas ajenas.
Obviamente, esta percepción atraviesa por distintas fases a lo largo de la vida, siendo especialmente dañina y poco benevolente en la adolescenciao tras haber sufrido otro cambio físico importante –un accidente, una mastectomía, un embarazo…-
¿Cuántas veces te has contemplado en el espejo pensando “si es que si me pudiera quitar de aquí (se agarra pellizco de grasa) y ponérmelo allá (se toca una zona despoblada)”…
Hay ‘casos y casos’. Casos de gente abrumada por complejos de origen estético u otros cuyo cuerpo se ha desfigurado con el tiempo por una de esas causas arbitrarias con las que bastante nos cuesta convivir. No voy a entrar en juicios de valor porque la conclusión siempre es la misma: lo respetable es la libertad de actuación y de decisión sobre el propio cuerpo, siempre manteniendo la sensatez y la armonía “teológica y geométrica”. Y la economía familiar.
Dicho esto, paso a contaros la novedad que nos presentaron ayer los médicos del Instituto Médico Láser de Madrid, una técnica de lipotransferencia mejorada en la que se emplean verdaderas células madre adultas –no embrionarias– procedentes de la propia paciente.
¿Por qué matizo esto de las “verdaderas” células madre adultas? Pues porque, como os cuento, la técnica no es nueva –seguramente hayas oído hablar de los injertos con grasa autóloga-, pero hasta la fecha no ha tenido el éxito esperado porque la grasa extraída no se aprovechaba al máximo ni se transfería del modo adecuado para lograr que prendiera en su totalidad, obteniendo un relleno poco duradero o móvil que generaba asimetrías.
Para que un injerto de grasa se quede quietecito donde se inyecta, es necesario que haya células madre. Éstas, como toda madre marimandona sabe hacer, son las responsables de decir a las adyacentes lo que deben hacer, dónde tienen que ir y cómo deben comportarse. Para lograr la supervivencia de las células madre en la grasa extraída, en IMLrealizan el siguiente procedimiento:
–Se extrae la grasa, normalmente del abdomen, donde es más rica en células madre (hasta 5 veces más que en la médula o el cordón umbilical.
–Se centrifuga y se trata con colagenasas. De la Fracción Vascular Estromal, una de las tres fases que presenta esta grasa purificada y enriquecida, se obtienen las células madre que habrán de mantener el cotarro bajo control.
Este tratamiento de la grasa se realiza en la Clínica La Milagrosa, a cinco minutos del IML, como sabréis las lectoras madrileñas. Esto facilita que el proceso se lleve a cabo en la mayor brevedad posible.
Lo que se consigue con esta técnica es un implante duradero y, lógicamente, de aspecto y tacto totalmente natural puesto es tejido propio. Además, la calidad de la piel mejora de un modo espectacular –visto con estos ojos- y se consigue reducir las arrugas notablemente.
Las aplicaciones son tan variadas como las motivaciones humanas.
-Se puede remodelar el cuerpo, aquello del “ay, si pudiera llevar este rollito de aquí a este par de huecos de allá”, y aumentar glúteos, mamas, gemelos…
-Se puede remodelar la cara. Quitar bolas de bichat, devolver el aspecto juvenil a los pómulos, quitar las bolsas de grasa de las ojeras…
-Tiene una aplicación contra la alopecia debido a la riqueza de estas células madre extraídas y purificadas.
-Se puede reparar un pecho mastectomizado sin necesidad de pasar por las prótesis de silicona. Eso sí, el proceso tampoco es cuestión baladí: hace falta mucha grasa y por tanto, unas cuantas liposucciones, para rellenar completamente la mama vacía. Y la recuperación de una lipo no es tontería, aparte de ser un procedimiento más caro. Son cuestiones a valorar por la paciente; aún así es presumible que esta técnica gane terreno con los años frente los implantes habituales.
En cuanto a precios y tiempo, para que os hagáis una idea, la remodelación facial dura unas 3 horas y cuesta 4.500 euros.
Los ejemplos que nos mostraron ayer, aun teniendo en cuenta que eran casos exitosos, eran impresionantes. Sobre todo en pacientes “añosas” –como las definieron ellos ante nuestro bienpensante escándalo- y muy alejadas del topmodelismo.
IML está en el Paseo del General Martínez Campos, 33, y el teléfono es: 91 702 46 27.