No se puede negar que 2011 ha sido un buen año para Versace (también conocido jocosamente como “Versánchez” en esta orilla del mundo)
A su demandadísima colección cápsula para H&M -ejemplo de empresa que sabe hacer bien las cosas, poniendo a tótems de la moda a elaborar trapitos baratos con firma sin tener que ensuciarse las manos plagiando ni nada y creando una entente muy favorable para todas las partes-, se suma la apertura de la tienda Young Versace en Milán. En esta boutique para niños de hasta 12 años se venderán toda clase de gadgets infantiles salidos de la imaginación de la legendaria casa de la medusa; entre ellos, biberones con cristales de Swarovski o ítems con print animal, aparte, claro, de la línea infantil de título homónimo, que se presentará en el Pitti Imagine Bimbo de Florencia la próxima primavera de 2012.
En lo referente a la decoración de la tienda, impera el tono lila y los motivos que todos identificamos con la marca –la greca y la medusa- fundiéndose con gigantescos bastones de caramelo que harán las delicias de los críos adinerados que se pasen por allí. Ya me imagino a esas madres vestidas de Versace –que algunas cosas muy bien, pero otras, tela versacera-, conjuntadas con las hijas.
Para apuntalar esta estampa filial, que a mí, confieso sin ambages, me preocupa vagamente por aquello de las estridencias, tenemos las declaraciones de Giacomo Ferraris, CEO de “Versánchez”, asegurando que “La colección será colorida y conservará la esencia de la marca, sólo que con un toque de rock&roll”. Pues que la cosa ‘ruede’ por buen camino.