“El primer artículo sobre Ritidectomía (lifting facial) publicado en la Revista Americana de Cirugía Plástica (P.R.S una de las revistas de referencia de nuestra especialidad) no apareció hasta 1950, aunque ya desde principios del siglo XX comenzaban a hacerse intervenciones precursoras de lifting, consistentes en extirpar diferentes ojales de piel en distintas áreas (temporal, preauricular y retroauricular, cuello, etc) bajo anestesia local y en consultorio, y hacia los años 30 ya habían alcanzado un nivel de evolución importante”.
“Es en los años 60 cuando se inicia un renovado interés tanto en los procedimientos de lifting como en tratamientos complementarios, con especial referencia a lifting frontal, elevación de cejas, tratamiento muscular (platisma para cuello), resección de la grasa submentoniana-submandibular, etc. Todo ello contribuyó a la explosión de estas técnicas coincidiendo con una expansión, sobre todo en por la aceptación del público y una reorientación de la sociedad generalizada por un ideal que tiende hacia la juventud”.
Nos sentimos más jóvenes y queremos vernos jóvenes delante del espejo, la cirugía estética puede ayudarnos a conseguirlo mediante las nuevas técnicas de lifting facial.
¿Te harías un lifting llegado el momento o lo tuyo son los pinchazos?
Thomas Baker en el prólogo de un ejemplar de “Clinics in Plastic Surgery” de 1978 dedicado al rejuvenecimiento facial, ante la pregunta “qué es nuevo en cirugía estética”, refiere que solía contestar: “la aceptación del público”.
En los 70 se produce un renacimiento del lifting facial (Ritidectomía) con la incorporación de nuevas técnicas que limitan el extenso despegamiento cutáneo anterior, enfatizando el tratamiento en la tracción de los planos profundos musculares (SMAS y platisma), sin requerir tensión sobre la piel. Estos avances dieron lugar en una mejoría de los resultados especialmente a nivel de cuello, así como mayor permanencia en el tiempo.
En los años 80-90 y hasta final de siglo se mejoraron sustancialmente las técnicas quirúrgicas, en cuanto al emplazamiento de las incisiones, búsqueda de la naturalidad evitando tensión en la piel y dirigiendo la tracción de acuerdo a unos vectores en la dirección adecuada, vertical para la cara como contrapartida al descenso producido por la gravedad, lo que produce un efecto más natural que la dirección lateral más tradicional.
Se introducen las técnicas menos invasivas como endoscópicas, de aplicación en pacientes más jóvenes que acuden a una edad más temprana a consulta con el deseo de conseguir un efecto de refrescamiento más que de lifting completo, ya que no necesitan de procedimientos más invasivos.
En la actualidad el concepto de lifting implica además de todos los anteriores recursos, nuevos enfoques que derivan de un mejor conocimiento de la anatomía (como los compartimentos grasos de la cara) y del proceso de envejecimiento. Así no sólo se debe de tener en cuenta el emplazamiento de las incisiones para preservar la línea del pelo y que no haya que cambiar el peinado y por tanto los hábitos del/la paciente, sino también la disección adecuada tanto a nivel cutáneo como muscular, la reposición de los tejidos con especial referencia a los planos profundos, que llevan la tensión, mediante vectores adecuados, al cierre de la piel sin tensión y en la dirección correcta.
Especial importancia tiene el aspecto tridimensional facial mediante la reposición de volúmenes perdidos (normalmente con grasa a nivel de región malar, surco lacrimal, mentón, labios, etc) así como el empleo de procedimientos auxiliares que contribuyan a un mejor resultado en función de cada caso particular: lifting labio para reducir el alargamiento del labio superior, consecuencia de la edad; reducción del lóbulo de la oreja que se agranda asimismo con la edad; procedimientos de resurfacing para los efectos de envejecimiento solar.
En líneas generales podemos decir que los avances producidos en los últimos 75-100 años han permitido llegar al grado de refinamiento actual y a un alto índice de satisfacción para los pacientes” concluye el Doctor Antonio de la Fuente.
Los famosos que ilustran este reportaje se han sometido a un lifting, pero no han sido operados por el Doctor de la Fuente ya que éste prestigioso cirujano no revela la identidad de sus pacientes, sometida siempre a un estricto secreto profesional.
Clínica de la Fuente.
C/ Pinar, 15.
Tel: 91 702 85 11.
Madrid.