Volver al Balneario de Fortuna-Leana me había reavivado algunos felices recuerdos de esa infancia reencontrada en aquel palmeral en medio del desierto murciano; realmente un pequeño oasis. Esperaba con horror (no sé porqué siempre me pongo en lo peor) encontrarme un pasado en ruinas o un presente de puertas corredizas abriendose paso a un brillante futuro metálico iluminado por esa evolución repentina y provinciana que se empeña en modernizarlo todo con un diseño prestado, incongruente y casi siempre desubicado. Desgraciadamente esa es la tendencia reinante en muchos balnearios españoles que han perdido su identidad. Sin embargo, la realidad me sorprendió gratamente en Leana, de pronto me ví caminando directamente por los mismos pasillos que correteaba de pequeña, a lo largo de sus infinitas losetas relucientes dispuestas igual que siempre como un dámero de ajedrez. Nada más llegar al hotel y atravesar la puerta giratoria de estilo art noveau fue como penetrar directamente en el pasado perfecto. Con cada crujiente paso me parecía escuchar de nuevo las voces familiares que no podría volver a oír más que en sueños.
El Hotel Balneario no sólo se conserva si no que estaba mejor que nunca, recién pintado y con todos sus engranajes a punto. Antes de probar sus aguas medicinales comprobé que todo seguía en su lugar, la piscina exterior de agua caliente se había multiplicado y sus instalaciones eran más grandes, espaciosas y con unas vistas panorámicas desde donde sopla la brisa marina. En el jardín intermedio había crecido la estatua de la Diosa Leana, el mito recuperado que rinde homenaje a las primeras termas romanas. Entre los soportales, en el Casino se inauguraba un nuevo Café Teatro que conciliaba de nuevo su historia con el mejor estilo. Y ese fue el motivo del blogtrip que me había arrastrado insospechadamente hasta allí por las estrechas vías de un tren que paró en una estación un tanto fantasma: Fortuna.
Bajar a Fortuna- Leana por esa carretera que desemboca donde las fuentes de sus aguas medicinales brotan con máximo ardor para surtirnos de beneficios mientras las palmeras se balancean en el paseo y las chicharras anuncian que la siesta es el mejor discurso posible. El calor de las aguas y el entorno te hacen sucumbir al relax sin remedio.
Casi todo sigue igual, pero todo ha cambiado, con delicadeza y un amable compromiso con su herencia genética, que sitúa como director genealógico al conde-duque Pedro de Leana, el verdadero señor de una de las estaciones termales mejor conservadas de la geografia española. Él ha sabido aceptar su pasado, glorificarlo, después de comprenderlo y animarlo con nuevas cosntrucciones que no han hecho otra cosa que dar más sentido a todo el complejo balneario. Su propia casa-palacio es el mejor ejemplo, de la cual queda sólo por acabar un precioso jardín lleno de especies autóctonas y una selección de plantas aromáticas que se emplean en la elaboración de las esencias del nuevo spa y la línea de cosmética, aromaterapia y perfumes que él mismo ha desarrollado para Leana.
Los cosméticos se puede adquirir a través de www.pedrodeleana.com en el propio balneario (Tel: 96 868 70 79) en el Hotel Conde Duque de Madrid y en la calle Muntaner, 77 – Barcelona (Tel:93 453 78 65)
Un palacio de aguas con spa-balneario, esencias, sensaciones, vapores curativos y masajes aromáticos. Un paraíso cercano para reducir el estrés bajo su aplastante calidez y reponer fuerzas en su glorioso restaurante; otro rincón en la recámara, inspirado en el propio comedor del Titanic y excelentemente conservado.
Recomiendo un viaje al balneario de Fortuna al menos dos veces en la vida, sin necesidad de prescripción médica y por puro placer. En Fortuna siempre te puedes reencontrar con el pasado con el presente o contigo mismo a falta de mejor compañía. Pero siempre, mejor compartir la visita.
Su relación calidad-precio es muy buena. Su Paquete Descanso de 2 noches tiene un precio de 150 euros con alojamiento incluido en un discreto hotel de 3 estrellas.
Abren en Navidad y Fin de Año. Tendrán un menú especial lo cual sube el precio 50 euros.
Respecto a la comida puedo asegurar que es sana y muy abundante, será para no desfallecer de tanto termalismo porque está claro que el agua produce un desgaste corporal y alimentarse bien es importante.
Tel: 902 44 44 10.
Fortuna – Murcia
Fotografías: Javier García Blanco