En España hemos descubierto la cosmética natural no hace mucho. Algun@s me diréis que no es cierto, que lleváis mucho tiempo comprando cosmética comprometida con el medio ambiente y respetuosa con vuestro cuerpo. Pero sí es cierto que hasta no hace tanto, era algo muy minoritario, que costaba encontrar, que había que acudir a tiendas especializadas. Ya os conté una vez que en Alemania, la cosmética bio se encuentra en cualquier supermercado, y en general la cultura de la cosmética natural nos lleva unos cuantos años de ventaja en todo el norte de Europa.
Prueba de ello es que Weleda cumple este año 90 primaveras. Nos tenemos que remontar a 1921, cuando el reconocido filósofo y escritor austriaco Dr. Rudolf Steiner junto con la doctora Ita Wegman instalaron un pequeño laboratorio farmacéutico en Suiza para elaborar medicamentos antroposóficos y cosméticos auténticamente naturales. Así nace esta veterana firma, con un concepto de calidad, filosofía y respeto al medioambiente en los años 20. Steiner pretendía comprender al hombre y la naturaleza de forma integral con la naturaleza. Y el por qué del nombre de ‘Weleda’, era el nombre de una sacerdotisa germánica con dotes curativos.
Weleda tiene una completa gama de productos: de cuidado facial, aceites corporales -su Aceite Anticelulítico de Abedul es número 1 de ventas de su gama en el mercado alemán y es el mejor calificado por Öko-Test, una prestigiosa revista alemana cuyas evaluaciones son una referencia en productos ecológicos, por su eficacia y concepto integral-, leches corporales, cuidados específicos, desodorantes, una línea de afeitado, jabones, cuidados del cabello, una línea dental, una línea de bebé y niño y productos dietéticos y medicamentos.
Una de sus señas de identidad son sus ingredientes de alta calidad: rosas y granadas de Turquía, iris de Italia, argán de Marruecos, sésamo de México, limones de Argentina e Italia… Utiliza cerca de 1.000 materias primas naturales distintas para sus productos, la mayor parte procedentes de cultivos biológicos, biodinámicos y de recolección silvestre controlada.
La firma suiza tiene huertos biodinámicos en Suiza y Francia, pero el más importante es el de Alemania, es el huerto biodinámico más grande de Europa y en él se cultivan unas 260 especies vegetales. Los huertos biodinámicos, como los orgánicos no utilizan fertilizantes sintéticos, químicos ni pesticidas, pero además, trabajan con la observación del cielo y la tierra, el clima, la humedad de los suelos y otras influencias del día.
Posee el sello Natrue que distingue tres niveles para legitimar la veracidad de la cosmética natural y orgánica: no utilizar fragancias ni colores sintéticos; no utilizar derivados del petróleo o aceites siliconados; no permitir el uso de radiación ni ingredientes genéticamente modificados y no testar en animales.
Y siguiendo con sus políticas verdes, uno de sus principales objetivos es reducir al máximo las emisiones de CO2. Por eso utilizan fuentes de energía renovables o construyen edificios eco-inteligentes.
Weleda tiene una filosofía de respeto al ser humano, pero no sólo porque sus productos naturales respetan nuestro cuerpo, sino en todos los aspectos. Realizan un trato justo y transparente con clientes, socios y proveedores, tienen acuerdos de comercio justo con proveedores locales, apoyando especialmente a los pequeños productores. Existe un respeto y colaboración entre directivos y empleados, mantiene una formación continua de su equipo humano y favorece la conciliación familiar -en Alemania tienen guarderías propias para que los empleados puedan dejar allí a sus hijos- y tiene la diversidad cultural como fuente de inspiración.
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