Ayer tuve la suerte de asistir al meeting para blogs que celebró la marca Apivita en su propia tienda en la calle Conde de Xiquena 6, en Madrid.
Esta es una marca griega de las que nos gustan mucho en Belleza Pura. Comulgamos con su concepto, inspirado en la sociedad de la abeja y en la utilización de las maravillas que fabrican –Apivita es la conjunción de Apis (abeja) y Vita (vida)-, su filosofía holística basada en los principios de Hipócrates y su compromiso con el medio-ambiente y la preservación de los recursos naturales.
Particularmente, conozco la marca desde hace unos siete años, pero lo cierto es que la señorita tiene, nada más y menos, que mi nada desdeñable edad: 31. Me tienta dejarme llevar por una especie de romanticismo egocéntrico (aunque, ¿no es el individuo la medida de todas las cosas?) y entregarme a imaginar sobre qué andaban investigando los farmacéuticos Nikos y Niki Koutsianas mientras yo alcanzaba mis pequeños hitos vitales… a la par que usaba sus mascarillas, champuses, solares…
Actualmente, la línea de Apivita consta de más de 300 referencias, una auténtica barbaridad de la que apetece probar prácticamente todo. Olores, texturas y, sobre todo, fiabilidad de la composición, se funden en un canto de sirena de lo más sugerente y lo mejor: sin que te peguen el palo del precio tras haberte seducido.
Los productos de Apivita son el resultado de una composición de elementos naturales de gran valor biológico con extractos de 5.500 plantas de la flora griega, elementos procedentes de la abeja (propóleo, jalea real y miel) y aceites esenciales orgánicos. La selección de los extractos se basa en estudios clínicos, mejorando la eficacia para el cuidado de todo el organismo, piel, cuerpo y cabello. Además comercializan la miel, el propóleo y la jalea real que les regalan sus abejas.
Nadie, nunca, como los propios creadores para transmitir los valores de su producto y contagiar su entusiasmo y confianza.
Ayer, prácticamente colgada del brazo de la encantadora Niki Koutsianas, pude comprobar por qué Apivita es una de las 13 compañías innovadoras que continúan liderando el área de la belleza natural desde hace 10 años, según Global Cosmetic Industry.
Entre otras cosas, la creadora me mostró una de las más lúcidas ideas en cosmética: la de personalizar completamente los productos, en lo que fueron pioneros en 1990.
La idea es sencilla: una crema base a la que se añaden los aceites esenciales orgánicos de la marca, en la cantidad recomendada según las necesidades de cada piel. Ella misma compuso en cuestión de minutos una crema para mi piel sensible. Si esto no es lujo…
Hubo otros productos que me atrajeron de entrada: todos los de cabello, de los que recomiendo especialmente, ahora que llega el verano, el acondicionador sin aclarado, y los solares, ya que ando preparando arsenal tanto para mí como para los míos.
El año pasado, mi hijo ya usó la línea solar específica de niños, con SPF 30 y biocertificada. Compuesta por granada y propóleo, ofrece un potente filtro contra los rayos UVA, se absorbe enseguida sin dejar la ropa pringosa (es una leche muy útil para poner después del cole, de camino al parque), huele fenomenal y lo más importante: es 100% natural, sin parabenos, ni ningún derivado de la petroquímica. Cuesta 23,90 euros y dura tranquilamente un mes y medio o dos de uso continuo.
Para mí quiero la crema facial para piel mixta-grasa con SPF30 y compuesta por higo y propóleo (19,80 euros), que también he usado con anterioridad, y los sprays de cuerpo y cabello; no os olvidéis de proteger el cuero cabelludo porque se quema con una facilidad pasmosa.
Puedes encontrar Apivita en Parafarmacias, en El Corte Inglés y, por supuesto, en su tienda en Conde de Xiquena, 6. Espero que disfrutes de su universo natural tanto como yo.