No sé si te ha pasado pero yo, desde hace unos días no paro de leer artículos sobre ‘It Girls’, en El País, La Vanguardia, Elle… Ahora entiendo porqué.
Por lo visto una firma de moda española, Mango, invitó a un grupo de periodistas españolas a Shangai para asistir a su primer desfile en China y en la primera fila o front row sentó a Olivia Palermo una mujer joven, guapísima y con mucho estilo. ¿Pero quien es esta mujer y qué ha hecho, te preguntarás? Pues nada, simplemente ser y estar. La verdad es que Isak Andic, el dueño de Mango, ha sido listo, ya que las jóvenes chinas, tras años de dictadura maoista, están superansiosas por consumir todo lo que suene a moda o lujo.
A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Antes, a las ‘it girls’, las conocíamos como mujeres florero y en Francia ‘potiche’ – que por cierto hay en cartel en estos momentos una película que las retrata protagonizada por una Catherine Deneuve en estado de gracia-. Ahora, como somos muy cool, a estas chicas que se pasean por las fiestas como si fueran las estrellas del evento, les damos una relevancia que no tienen. Te preguntarás qué es y para que sirve una ‘it girl’. Son un producto mediático y una excusa como cualquier otra para enseñar tendencias y marcas de ropa. Según Xavi Sancho, de El País Semanal’: “Todas tiene en común una enorme relevancia en el mundo del estilo, pero una nula importancia en sus supuestos campos profesionales”. Se han convertido en prescriptoras de moda con una legión de jóvenes imitadoras, pero como siempre, las imitadoras carecen de su originalidad y parecen disfrazadas.
A la larga, las marcas las fichan para asegurar que saldrán en los medios. Son como un escaparate ambulante mucho más cercanas a las chicas de la calle que cualquier modelo de pasarela o actriz de Hollywood. Son: Olivia Palermo, Alexa Chung, Cory Kennedy, Lourdes Ciccone, Daisy Lowe… Y nadie como Mango para hablar de democratización de la moda. Y es que Penélope Cruz puede lucir un estilismo que le haya costado 5.000 euros y cualquiera puede imitarla por 100 euros comprando en las tiendas de Zara, Mango, H&M, Blanco…
Me ha sorprendido que las feministas no hayan cargado todavía contra este concepto de una mujer frívola, sin oficio y que sólo vende su atractivo exterior. Todas son jóvenes, de buena familia y escúalidas y antes de lo 20 ya se han convertido en iconos de moda. Pero no a la manera de Lady Gaga, Madonna o la Princesa Diana de Gales que estas sí que son o han sido iconos. Estas chicas son ‘mujeres florero’ que decoran los desfiles de alta costura, conciertos o fiestones. Quedan monas por ser superestilosas aunque no tengan nada que decir ni hayan hecho nada en la vida.
¿Y cual es el destino de estas ‘it girls’? Pues el habitual, convertirse en las terceras o cuartas esposas de esos magnates que pueden comprar casi todo, menos la juventud. Así es que colacan a su lado a estas preciossidades, 25 o 30 años más jóvenes que ellos, y piensan o sienten que algo se les va a pegar. ¡Ja, ja!
No sé a ti, pero a mi, en el fondo me dan mucha pena…