Empieza Cibeles con el diseñador Jesús del Pozo pisando con botas verdes la pasarela (no él, sus modelos). Bueno, tampoco la pasarela, la moqueta negra del pasillo por donde desfilarán las modelos en esta edición. En frente o quizá debería decir en el front row de enfrente tengo a Cuca Solana, Covadonga O´Shea y otras figuras clave de la difusión de la moda española.
Este año, al entrar me ha sorprendido un “sorry” de un cámara que casi me lleva por delante con su trípode. ¡Bien! me digo, por la prensa extranjera que difunde la moda que se hace aquí. Aunque algunos preferirían decir here o Made in Spain o Cibeles Fashion Week. Y es que here nos parece todo mejor si lo decimos en inglés. That´s fashion …
Pero la buena moda no entiende de idiomas, salta a la vista y al tacto porque es un arte listo para llevar y colgar en el armario, que no de la pared como el de ARCO, unos pabellones más allá en nuestro IFEMA de Madrid al cielo y sin quitarse la gorra despega la colección otoño-invierno 2012 de Jesús del Pozo. Y despega Cibeles con L´Oréal Paris como patrocinador oficial, es decir la cosmética financiando a la moda.
L’Oréal Paris suma ya 11 años como Maquillador y Peluquero Oficial de la Cibeles Madrid Fashion Week. Son más de 21 ediciones y más de 525 desfiles creando los looks de belleza de la colección de cada diseñador con Beatriz Matallana como directora de peluquería y Yolanda López como directora de maquillaje.
Volvamos al breve y maravilloso desfile de Jesús del Pozo, compuesto por 16 modelos. que ha repasado el estilo retro con sello de autor, reinventando entre otras cosas, el funcional traje sastre de chica Gibson, en este caso con la falda abierta con dos aperturas al frente dejando las piernas a la vista. Estopa debería cambiar el estribillo de Por la raja de tu falda a Por las dos rajas de tu falda…Formas que se rompen y rasgan para crear otras nuevas sobre cortes conocidos a lo largo de la historia de la moda.
Los colores predominantes: grises combinados con oro, negro y blanco y verde.
Con la boina calada. Te quiero verde. Verdes superpuestos con suma de diferentes texturas: ante, astracán, lana, terciopelo y metal. Los encajes artesanos son el otro tejido protagonista de esta colección, delicados tonos marfil y negro sexy, con aroma a lencería
Este modelo me recuerda mucho a los que salen en la serie Boardwalk Empire de Martin Scorsese que sigo cada lunes con fruición y que está magnificamente ambientada en los años 20. Es estupenda como este vestido de encaje.
Un modelo con inspiración de los 60 y ganas de conquistar ese plateado futuro inventado por nosotros mismos. En los 60 hubiera sido de un solo color, ahora Jesús del Pozo lo reinventa con maestría geométrica con dúo de colores y telas. Estamos en el 2011 y por mucho que los diseñadores rindan un constante homenaje a la historia, la moda cambia.
Churro en media manga para una manga entera, un juego infantil convertido en un recurso original que rompe la estructura de la manga clásica. ¡Qué complicado está innovar…hay que desbordar las formas y romper sin ofender la funcionalidad! Inquietante y refinada evolución de las coderas que alcanza el eclecticismo radical.
Un chaleco inflado acolchado, lo menos retro de la colección junto con las botas y los cortes a media manga con efecto sorpresa que lucieron las modelos anónimas del desfile. Lo importante ha sido la ropa, las modelos parecían maniquíes fantasma, serias, sin apenas maquillaje y del peinado mejor no hablar porque no se les ha visto el pelo ni los dientes ni un escote. A pesar de tanta falta de recursos, estaban sexys y daban ganas de conocerlas simplemente por la personalidad de las prendas que mostraban.
Maxi-cartera, maxi-abrigo y la misma boina verde. ¡Qué abrigo! Toda una belleza… Con mezcla de tejidos, seda y astracán. de inspiración japonesa y estilo vintage. Me lo pido.
Los abrigos dos texturas salieron a ritmo de la música de Cabaret para caldear el ambiente frío y romper el hielo. ¿Qué les pasa a estas modelos? ¿No han comido bien hoy? Quizás ayer tampoco. Eso lo sabe, Esther García, la directora de casting y la responsable de elegir a las modelos de Cibeles desde hace 22 años.
Al pasar detrás del escenario donde están los camerinos, quiero decir al “backstage”, hay otro decorado igual de efímero pero más de conglomerado de madera que encierra las casetas privadas de cada diseñador con todo su equipo probando a las modelos los looks antes de salir, es decir, haciendo el “fitting”. Una misma chica puede hacer hasta 4 pases en un mismo día si ha sido elegida por varios diseñadores, lo que significa cambiar de peinado, maquillaje y por supuesto de ropa, además de hacerse unos cuantos kilómentros de pasarela.
Este año, la modelos de más nivel serán la española Marina Pérez y la austríaca Iris Strubegger me cuentan entre bastidores. En peluquería todo el mundo anda nervioso controlando algo…un peinado, una modelo que no aparece para que le maquillen los labios, los relaciones públicas que quieren quedar bien con la prensa extranjera. Coincido de refilón (suficiente) con Susana Jiménez, la Ana Rosa sudamericana, rubia llena de Botox y complementos de Chanel a juego con un prieto pantalón que marca sus poderosos glúteos. Muy latino. Me entran unas lógicas ganas de irme porque ya he visto lo que tenía que ver. Por un momento dudo porque veo la caseta de Grey Goose Vodka abarrotada de gente pimplando detrás del telón. Claro como no se puede fumar…
Luego le toca el turno a Roberto Verino y todo tiene que estar perfecto antes de salir frente al batallón de fotógrafos.
Fotografía: Beatriz Lapuente Peña.