Ha nacido una estrella, la nueva L´Eau D´Issey con aroma fresco de rosas. No es una edición limitada. Es un nuevo perfume que conserva la esencia del primero que se lanzó en 1992. Tuve el placer de asistir a aquella primera presentación en Madrid cuando formaba parte de la mítica redacción de la revista Dunia y ya colaboraba con el suplemento Estilo de EL PAIS SEMANAL. ¡Qué épocas doradas aquellas! Corría la crisis del 92. La revista Dunia empezaba su decadencia, pero para mí era un sueño hecho realidad formar parte de esa publicación, de la que salí al año siguiente dispuesta a iniciar mi carrera como free-lance especializada en el periodismo de belleza, salud y las recientes terapias alternativas intercaladas con alguna entrevista a Azúcar Moreno o Emilio Aragón. Aún sigo militando en las filas del universo free-lance o froilan como se leía en alguna carta que he recibido y transcribo literalmente…
El día 4 de Noviembre 2010 tuve de nuevo el honor de olfatear en una exclusiva presentación en París las nuevas notas de L´Eau D´Issey Florale. De 1992 al 2010 ha llovido mucho, mis ojos han visto desde entonces muchas presentaciones de perfumes. Mi cuerpo y mi mente han viajado mucho al tiempo que en paralelo mi tarjeta de Iberia Plus se iba también llenando de puntos para otros viajes y otros destinos, elegidos a placer.
Tenía cierto mono por volver a la ciudad. Lo necesitaba. Con el tiempo y la crisis, los viajes a París se han ido espaciando. Y necesitaba conectar one more time con la ciudad, ver correr el agua a pie de acera y olfatear las tiendas. Frente a nuestro hotel, el Westin Palace, la boutique de Annick Goutal desprendía un excelente aroma a rosas mezclado con la lencería sexy del escaparate.
Alguién me pregunta cuántas veces he estado en París y son incontables, sobre todo por la cantidad de veces que he estado sin estarlo del todo. En este tipo de viajes no vas a París, vas a un universo paralelo, el del sector de la belleza; un mundo aparte con el que sigo en permanente reconciliación y con el que comparto muchas cosas desde una distancia más que prudencial. Pero a quién le importa lo que yo haga, si me dejo llevar por la corriente del dónde fueres haz lo que vieres… Me encanta observar de cerca, sobre todo porque cada vez veo peor.
Pero lo que cuenta siempre es el último viaje a París, no el primero. Efectivamente ha llovido mucho, pero esta vez hacía un medio sol y hasta buen tiempo, algo extraño en estas fechas y que me ha permitido sentir la luz de la ciudad más cálida dentro de su gris habitual. El Jardín de las Tullerías vestía de otoño y entre sus setos saltaban esculturas y sus fuentes brillaban con las bolas plateadas de no sé que escultor japonés. Los transeúntes también hablaban japonés, entre otros idiomas de la Unión Europea. Paseaba sola, viendo el arte espontáneo que decoraba la intemperie cercana al Museo del Louvre como epicentro volcánico que emana cultura por sus costados. Me detuve en la puerta de Los Jaguares, donde mi corazón latío con cierta ansiedad al ver que casi no llegaba a la presentación a la que había venido. Sin embargo, estuve de lo más puntual.
Nos advirtieron que teníamos que entrar en grupos reducidos de 8 personas. Yo iba en el primero el de las 12:15. Otra vez, el misterio de un nuevo perfume. Antes de entrar nos pasan a un compartimento rectangular vestido de goma espuma negra y cerrado a cal y canto. Nos retienen ahí unos minutos como para desintoxicarnos de lo visto y centrarnos en lo que vamos a ver. Y sí, el perfume entra primero por los ojos. Esa visión es importante, cada vez más. Entramos a una sala blanca y espaciosa donde vemos unas mullidas tumbonas blancas de diseño ergonómico mientras nos dan unas gafas para ver en 3 D. Y comodamente recostadas comienza una proyección en el techo circular de la sala. Poderosas ramas animadas que empiezan a florecer en tres dimensiones, pétalos de rosas que se convierten en mariposas y gotas de agua que presagian el frescor de la fragancia que podremos oler a continuación, después de una presentación que coloca el producto en su lugar con las explicaciones pertinentes.
Tiene algo del Eau d´Issey antiguo, pero esta entrega que llega para quedarse porque no se trata de una edición limitada, es una rosada interpretación de Alberto Morillas; uno de los más famosos narices del mundo. El primero lo firmó Jacques Cavallier, compañero suyo en la multinacional Firmenich, responsable de la mayoría de los lanzamientos de fragancias para diferentes marcas de moda, como el último de Bulgari Man.
La nueva Eau d´Issey Florale reinterpreta lo mismo sin ser lo mismo. Si en la original la nota que hizo temblar el mundo de la perfumería fue su recién estrenada nota de agua salada, ahora lo es su nota transparente de agua dulce que emana el aroma de frescor de río. El frescor jugoso del rocío, de una raja de sandía…que se mezcla con una juguetona mandarina en lugar de la flor de naranjo que llevaba la primera edición. También se ha reinterpretado la Rosa de Bulgaria, la más exquisita de las rosas, como una rosa etérea que huele a limpio y deja fluir su esencia con la inconfundible personalidad de L´Eau D´Issey de toda la vida.
Rosa es su color y su corazón, un rosa delicado y femenino que huye voluntariamente del rosa chicle tan de moda, porque nada en esta nueva esencia es cargante. Es una gota de agua rosada que nace tierna, sutil y luminosa. Me ha gustado mucho, me ha emocionado, una vez más. Una nueva rosa llena de rocío fresco. ¿Existe algo más femenino?
Fecha de lanzamiento: Abril 2011.