1

Bien. Por fin lo has conseguido. Tras meses de incertidumbre y tonteos, de comeduras de tarro y noches en vela, ÉL te ha invitado a salir. Ahora las dudas te asaltan.

¿Estaré a la altura? ¿Seré como él espera? Y, sobre todo, ¡Qué me pongo!


Miras y remiras en el armario. Rebuscas y te vuelves loca. Parece que no encuentras nada apropiado. ¿Será posible? ¡Cómo si no tuvieras ropa! Los nervios se apoderan de ti y corres el riesgo ya de llegar tarde. ¡Socorro!

Lo primero, mantén la calma. Vestirse en la primera cita constituye un sutil arte, cuyo secreto reside en encontrar el equilibrio perfecto. Hemos de cuidar todos los detalles para no desperdiciar la oportunidad de conquistar a ese macizo. No olvidemos que la primera impresión es crucial para futuros encuentros. En este primer acercamiento no sólo conoceremos los gustos y preferencias de nuestro acompañante, sino también su forma de ver la vida.

primera-cita

Tienes que tener claro el lugar al que vais a acudir: no es lo mismo un restaurante formal, que un teatro o una disco. Uno de los puntos esenciales, sin lugar a dudas y por encima de la ropa, es la confianza y la actitud. Si intentas ofrecer una apariencia que no va contigo, a la larga se te va a notar y te perjudicará. Si te sientes incómoda, se lo transmitirás.

Por otro lado, tienes que tener en cuenta la personalidad del chico. Si apareces disfrazada de “femme fatale” y resulta que él es tímido, es más que probable que lo cohíbas y le resultes demasiado provocativa. Aunque, ante esto,  te diría que, aún a riesgo de meter la pata, seas tú misma. Si a tu galán no le gustas tal y como eres, lo mejor es no seguir adelante con él. La autenticidad es la clave. Y una mujer que camina segura de sí misma, que sabe lo que quiere y se valora, no tiene rival.

Primera-cita-2

Determina tu posición. ¿Qué quieres parecer? ¿Sexy, lanzada, tímida, amigable, simpática, accesible? ¿Prefieres pasar desapercibida o prefieres la acción? Los colores dicen mucho. El negro es elegante, el rojo es sensual, los colores claros y pastel denotan suavidad y dulzura.  Sé femenina pero no dejes de lado la comodidad. Aunque los stilettos te alarguen la figura, de nada servirá si el insufrible dolor de pies te desencaja el rostro. No  te pases con el perfume. No hay nada más asfixiante que un perfume cargante.

Se trata de pasar un rato lo más agradable posible. Si te lleva a cenar, muéstrate natural. Cálida y agradable. Ten sentido del humor. Compórtate de una manera cercana. Nada de poses. Es bueno que habléis con el fin de que os conozcáis. Pero no le abrumes con monotemas. Ni le hables de sentimientos ya que podrías asustarle. Tampoco le relates tus preocupaciones familiares o laborales. No te quedes callada, pero tampoco hables demasiado. Escúchale con interés, mírale a los ojos y, lo más importante, ilumina tu cara con una sonrisa. Eso seguro, le encantará.