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Si acudimos a un solarium, nos sorprenden la cantidad de beneficios atribuidos al sol que reflejan sus folletos.  Nos aseguran que, utilizado de forma adecuada, es una verdadera fuente de salud, que permite la formación de vitamina D, que mejora el estado de ánimo

¿Qué hay de cierto?

No existe el bronceado “saludable” o “seguro”. La dosis necesaria de vitamina D para el organismo la podemos obtener de una dieta saludable. La verdad es que, en una sola sesión de bronceado, recibimos de cuatro a siete veces la cantidad necesaria de rayos UV requeridos para la producción de vitamina D. Broncearse ara obtener vitamina D, sería algo así como fumar cigarrillos para relajarnos.

Tomar el sol puede hacerte parecer mucho más vieja. Cada vez que te bronceas, estás acelerando el proceso de envejecimiento. La industria del bronceado asegurará siempre que no existe vínculo alguno con el melanoma, el tipo de cáncer más común relacionado con mortalidad de mujeres entre los 25 y 30 años. Pero los estudios demuestran lo contrario. Tan sólo una quemadura, puede doblar las posibilidades de adquirir melanoma en nuestra vida. Utilizar las cabinas de rayos UVA antes de los 35 años incrementa el riesgo de desarrollar melanoma en un 75%.

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Da igual que no seas ni rubia ni pelirroja, el melanoma no discrimina. Afecta a hombres y mujeres de todas las edades, razas y tipos de piel. De hecho, el músico de Raggae Bob Marley falleció en el año 1981 a causa de esta dolencia.

Desde los 18 años fui a una adicta total a los rayos UVA. Acudía al solarium tres veces por semana. El resultado: melasmas faciales (manchas) e intolerancia total al sol, diez años más tarde. Ahora tengo prohibido, por expresa recomendación médica, tomar el sol. Demasiados riesgos, ¿no crees?

¿Te suena esto saludable?