Hace tiempo que no se me pegaba tanto una canción, seguro que ha contribuido el anuncio de Ikea… Me encanta. Hay veces que tengo que parar para oír unos minutos musicales a todo volumen, levantarme de la silla y bailar un poco. Mi fisio dice que necesito compañeros de trabajo…Y de hecho los tengo pero sin presencia física permanente. Y es que el teletrabajo tiene estas cosas y otras si cabe más surrealistas que se podrán dar en un futuro próximo.
A mí casi me gusta más la versión acústica. Me gusta más definitivamente, con ese rasgeo de guitarra a palo seco. Cuando la oigo tantas veces se convierte en una especie de mantra de musicoterapia que repetido una y otra vez me consigue relajar.
Sí hay manera… Mi mente no se queda en blanco pero se empiezan a vaciar los momentos más surrealistas de la semana.
El otro día mientras me preparaba unas lentejitas, abro la puerta y un chico bien trajeado con pinta de modeluqui me trae una invitación para acudir a la presentación de una nueva marca… Al final, acabo confesando que era de la empresa que organiza el catering pero que no tenía ni idea de la firma de cosmética. Si todos los mensajeros fueran así, mi vida sería todavía más surrealista. Je,je.
No mates al mensajero, nunca. Siempre es bueno recibir mensajes y compatirlos. Hay mensajes en canciones y no sólo en los sobres y cajas que recibo.
Son esas señales que te va marcando el día, la radio, spotify, youtube…
Con todo mi amor os mando este tema para que aprendáis a buscar esos mensajes que no se pueden explicar, a través de la música que es puro sentimiento y pura belleza.
Soy yo la que no puede vivir sin música, sin canto ni baile.
Danzad vuestras mejores melodías de ayer y hoy.