Es curioso como las pequeñas cosas que pasan casi siempre desapercibidas por nuestro camino pueden cambiar nuestra vida. Y es que cuando todo va bien -salud, trabajo, familia, amigos…- no nos fijamos tanto en los detalles, sin embargo, cuando algo falla nos aferramos a ellos, convirtiéndolos en nuestra tabla de salvación.
Un sombrero es un simple complemento que pone el punto final a nuestro atuendo diario dándole forma a nuestro estilo. Pero para las mujeres que sufren alopecia o que por algún tratamiento médico agresivo como la quimioterapia han perdido su cabello puede significar algo más, bienestar, belleza…
Por ello la Sombrerera Cristina Schamann ha creado una línea de sombreros, pañuelos y turbantes, llamada MOE, con el objetivo de devolver a estas mujeres las ganas de sentirse bellas, modernas, libres…
MOE es una palabra japonesa que significa renacer, volver a vivir y que define sus diseños y a su diseñadora.
Dos colecciones al año (casual y sofisticada) con un sinfín de creativas propuestas que siguen las tendencias de la moda femenina, diseñadas para todas aquellas mujeres a las que les apasionan este tipo de complementos, pero sobre todo, prestando especial atención aquellas que temporalmente han tenido que renunciar a su cabello.
Piezas que se ajustan a las necesidades concretas y particulares que tienen, tanto en materiales como en formas. Para lo que ha contado con la colaboración de la clínica Anderson de Madrid y con la opinión de varios grupos de mujeres en esta situación que le expresaron sus deseos y problemática.
Las principales preocupaciones fueron que se les pueda mover quedando al descubierto la cabeza o que les produzcan roces, heridas… Por ello, en su manufactura se evitan las costuras, elásticos, botones o cualquier elemento que pueda causar alguna molestia. Se utilizan tejidos naturales, suaves al tacto y fácilmente lavables de modo que permitan un uso continuado y una mayor higiene.
‘Moe está siendo maravilloso a nivel de alma. La respuesta de las clientas es fantástica. Me llaman para darme las gracias por acordarme de ellas o para contarme que al final van a ir a esa boda a la cual no pensaban ir por sus inseguridades’, afirma Cristina.
Comodidad y sencillez caracterizan a esta línea pensada para todos los bolsillos ya que sus precios oscilan entre 39 y 250 euros.
No es justo que una enfermedad acabe con nuestras ilusiones y nuestras ganas de seguir adelante, de cuidarnos, de estar radiantes… No hay que esconderse, abandonarnos a la desidia o convertirnos en seres abúlicos porque la vida merece la pena vivirla aunque sólo sea por la curiosidad de saber que pasará mañana, a quién conoceremos y que nos hará felices. Yo tengo mucha curiosidad ¿y tú?