La alimentación es la base de nuestra existencia, y si falla, el resto sólo puede ir a peor, al igual que si se rompiera uno de los eslabones de la cadena alimenticia. La vida es puro equilibrio y al igual que una canción sus notas deben seguir un orden estructurado, combinándose de tal forma que den lugar a la melodía perfecta.
Son varios los libros de expertos en la materia que, en los últimos años, han intentado concienciarnos de la importancia de seguir unos hábitos alimenticios adecuados, haciéndonos ver que comer bien y sano no tiene porque ser una tortura, y que una dieta no está ligada, por norma, a un tratamiento médico para perder peso.
Según la RAE, este término, entre sus muchas acepciones, significa ‘conjunto de sustancias que regularmente se ingieren como alimento’. Significado con el que nuestro subconsciente debe identificar está palabra, mal empleada e interpretada en muchas ocasiones.
Miguel Ángel Almodóvar periodista y escritor especializado en gastronomía y nutrición, entre otras materias, nos habla en su libro, ‘La Fórmula Almodóvar’, de los diez suplementos nutricionales de los que no podemos prescindir a partir de los 40. Entre los que cabe destacar el polémico DHEA, la llamada hormona de la juventud, prohibida su venta en Españay comercializada en otros países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido…
Con el paso de los años disminuyen nuestras capacidades tanto físicas como intelectuales, lo cual no ha de ser motivo para dejarnos y abandonarnos a la desidia sin ponerle freno y adelantarnos en la carrera del tiempo.
Pero no sólo a partir de esta edad hemos de empezar a cuidarnos y tomar conciencia de lo que digerimos, ya desde pequeños nuestros padres han de ser persistentes en el cuidado de nuestra alimentación, evitando aquellos alimentos que el día de mañana puedan pasarnos factura y nos hagan esclavos de una pastilla de por vida.
En el libro ‘La dieta del Dr. Cidón Madrigal’ aparece referenciado un estudio sobre la modificación de las conductas alimenticias en un grupo de 800.000 escolares neoyorkinos, a los que durante cuatro años se les redujo considerablemente la cantidad de azúcar, eliminando también de su dieta los conservantes y colorantes alimenticios sintéticos (dulces, chucherías…) y aumentando la ración diaria de alimentos frescos. Los resultados, un aumento en sus calificaciones de un 15,7% con respecto al resto de la nación, y a las obtenidas por ellos antes de empezar este estudio.
El doctor Cidón a lo largo de su libro nos muestra varias investigaciones, como la anteriormente citada, que demuestran como un pequeño cambio en nuestras rutinas alimenticias puede mejorar muchos aspectos de nuestra vida diaria.
Un libro interesante y de fácil lectura que escrito en un lenguaje coloquial y con el mayor rigor científico nos muestra el poder curativo de los alimentos y nos enseña a compatibilizarlos para mejorar nuestra alimentación.
De todos modos no os dejéis influenciar por lo que cuente un libro, un artículo o una persona relevante, contrastar siempre la información y no os quedéis con lo primero que os hagan llegar porque nadie es poseedor de la verdad absoluta.
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