Llegas al supermercado y te paras frente a la sección de champús, mascarillas, acondicionadores, productos de styling, sin saber cual será mejor para tu cabello. Y comprando en la mayoría de las ocasiones el que es mejor para tu bolsillo.
El pelo, ¿qué necesidades puede tener? ¿Qué más da lavarlo con uno u otro producto? La sociedad sigue sin estar educada en lo que respecta a la salud capilar, al igual que tampoco lo está, a la hora de cuidar su cuerpo y seleccionar lo que más le convenga. Nos aplicamos lo que pillamos por ahí o no nos lo aplicamos, y después vienen las quejas y los lamentos.
El otro día fui a un curso que organizó Garnier sobre el cabello. Nos dieron unos apuntes básicos para conocerlo y saber como cuidarlo. Desde aquel día, mi pelo es otro. Luce más sedoso y brillante. Se olvidaron los días grises en los que tocarlo daba dentera.
Lo primero que aprendí es que el tacto y la vista son los sentidos fundamentales para apreciar las características del cabello. Lo segundo, las claves para evaluarlo yo misma sin tener que pasarme por la peluquería.
Es muy sencillo, sólo tenemos que hacernos tres preguntas para obtener un diagnóstico:
1. ¿Qué te gustaría mejorar?
2. ¿Qué textura (fino, medio o grueso) tienes?
3. ¿Cuáles son tus hábitos de cuidado?
Una vez resueltas estas cuestiones sabremos que productos serán los adecuados y la forma de combinarlos. Podemos usar una mascarilla de Fructis especial para cabellos secos y un champú de Pantene para rizados, porque no es necesario utilizar la gama de tratamiento completa de un producto. En la combinación está la clave, y sino que se lo digan a mi pelo.
Los expertos afirman que el éxito de un buen diagnóstico está en un buen diálogo, y que mejor diálogo que con uno mismo.