El otro día en la Casa del Embajador de Francia tuve ocasión de entrevistarme con Angeles Fonollá, una española al frente de la dirección de investigación avanzada de L´Oréal y Vichy. Entre otras cosas, me contó que ellos realizan todos los test de productos en personas de piel sensible para minimizar los casos de alergia y testar sus cosméticos con las máximas garantias de tolerancia. Pues bien, el caso es que cuando ellos requieren voluntarios con piel sensible se suelen presentar un gran número de personas que piensan que tienen la piel sensible pero que en realidad no es así.
Resulta demasiado frecuente decir que se tiene la piel sensible cuando no es así. Por eso, te desvelamos el verdadero decálogo de la piel sensible y los consejos básicos de cuidado para este delicado tipo de piel. ¿Tienes la piel sensible? ¿De verdad?
1. La piel sensible no es un término médico, es un término coloquial para describir la piel de aquellas personas que refieren sensación de tirantez, enrojecimiento y descamación de forma espontánea o tras la aplicación de determinados productos.
2. Los factores externos que pueden provocar mayor sensibilidad de la piel son el clima seco y frío, la excesiva exposición al sol, la aplicación de productos que pueden irritar o que pueden producir alergias (conservantes, perfumes), el estrés, y algunos alimentos y plantas, entre otros.
3. Hay determinados tratamientos dermatológicos (“peelings”, dermoabrasión, láser, retinoides orales y tópicos, productos ricos en vitamina C e hidroxiácidos) que pueden producir un estado de hipersensibilidad aunque solo sea temporal.
4. Las personas con piel seca tienden a tener la piel más sensible y esto se hace más patente en climas secos y durante la época de invierno.
5. La piel de los niños y de los ancianos suele ser más sensible, en el primer caso por la falta de madurez de las estructuras de la piel, y en el segundo por la atrofia secundaria al envejecimiento.
6. Hay zonas especialmente sensibles como son el contorno de los ojos y el cuello.
7. Conviene identificar determinadas enfermedades que condicionan una piel más sensible como son la rosácea, la dermatitis seborreica y otros eccemas. El sol suele beneficiar a la dermatitis seborreica, pero no a la rosácea, aunque no hay normas establecidas.
8. En raras ocasiones la presencia de piel seca o que se enrojece con facilidad sin causa aparente puede deberse a una enfermedad interna, no propiamente de la piel, que debe ser investigada por el médico.
9. La evaluación por el dermatólogo es fundamental ya que con la interpretación de los datos que aporta el paciente, los hallazgos de la exploración física y, en algunos casos, las pruebas cutáneas, se puede llegar a identificar la causa.
10. El tratamiento de la piel sensible pasa en muchas ocasiones por evitar determinados productos que irritan o producen alergia, aunque en otras ocasiones se requiere un tratamiento específico en función de la causa. No puede decirse que los cosméticos con conservantes agravan el problema en todos los casos, dependen de la piel. Ingredientes como el Aloe Vera sirven para refrescar.
Estos son según la ACADEMIA ESPAÑOLA DE DERMATOLOGÍA Y VENEREOLOGÍA (AEDV) los mejores consejos para reconocer y cuidar de las pieles sensibles.
¿De verdad tienes la piel sensible o es sólo una apreciación personal y poética de tu tipo de cutis?
Imágenes: Poemas