Un cofre joya realizado a mano en madera y en edición limitada y numerada. Este elegante continente llega firmado por el diseñador David Linley, quien trabajó junto a Sir Norman Foster en su diseño y fabricación.
El preciado contenido no es otro que la crema de La Mer (60 ml) y una pequeña espátula de plata para una aplicación ideal. Pero el verdadero secreto guardado bajo llave está dentro del tarro de crema y es la composición del Miracle Broth, un caldo de algas macerado mediante la acción de ultrasonidos que es la base de esta lujosa fórmula.
La fórmula mágica creada por Max Huber, científico de la NASA es mano de santo para las arrugas, cicatrices y estrías.
Precio: 1.200 euros.
A pesar de la auténtica fiebre que sigue generando esta crema, no contiene ingredientes milagrosos. El secreto está precisamente en la lenta fermentación de sus ingredientes a través de la energía de la luz y el sonido. Dicen que se tarda más en fabricar que en vender y es cierto, en todos sus puntos de venta siempre hay lista de espera.
Toda la leyenda de un cosmético de culto. Corría la década de los 60, cuando un buen día este físico aerospacial de la NASA, se encontraba haciendo un experimento rutinario y explotó en su rostro, cubriéndole de quemaduras químicas. Ni la ciencia ni la medicina le ofrecieron esperanzas, así que Huber decidió ayudarse a sí mismo. Doce años y 6000 experimentos después, nacían la Crème de la Mer y su Caldo Milagroso, compuesto de minerales extraídos de algas frescas del Océano Pacífico, vitaminas y extractos botánicos.
Entre los méritos técnicos que podemos atribuir a Huber, destaca el invento de un proceso de bio-fermentación único, a baja temperatura y tan preciso que cada partida tarda de tres a cuatro meses en completar su fabricación. Gracias a la tecnología sonoquímica aplicada, la crema sólo necesita un mínimo de conservantes y se maximizan los beneficios de sus principios activos.
La crema de La Mer se ha convertido en un cosmético de culto. Basta una pequeña cantidad para hidratar y calmar hasta las pieles más sensibles. Tiene propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias y antimicrobianas, al mismo tiempo que ejerce de potente regenerador celular. Toda una leyenda que sigue dando frutos como el bálsamo labial de la foto y que yo llevo estos días en el bolso para evitar que se me cuarteen los labios.
Hoy los laboratorios de investigación Max Huber bajo el imperio Estée Lauder continúan investigando y lanzando productos cosméticos, que tienen como base el concentrado de algas original tal y como fue concebido en 1965.
Vía: Embellezia.com