¿Hay alguién ahí? Por favor, no molestar. Estamos de vacaciones. Más o menos o queremos estarlo y que no molesten. Pero es igual, con vacaciones o sin ellas, todos necesitamos un poco de tiempo para respirar y mirarnos el ombligo con absoluta tranquilidad. Paz. Un tiempo de íntimo relax diario debería ser obligatorio. A solas con nosotros mismos, disfrutando de un maravilloso paréntesis privado y estrictamente personal. Todos los días. Paz, amor y feliz verano. Ciao!
Muchas veces en nuestro trabajo, en la vida… nos vemos obligados a rendir al máximo, como dicen en los anuncios que cada vez son más realistas. El de la imagen fue realizado para una campaña imaginaria por estudiantes de publicidad.
Es cierto, el día a día se convierte en una competición deportiva, como si de una carrera de velocidad se tratara. No sólo en el deporte de élite se recurre al entrenamiento psíquico para mejorar marcas, muchas circunstancias cotidianas, pueden asemejarse bastante a una prueba olímpica donde hay que batir récords. Existen profesiones en las que el riesgo o la necesidad de un alto rendimiento nos conducen a un estrés galopante. Siempre que actuemos bajo presión y nos agobiemos por el rendimiento, nuestros resultados no serán todo lo buenos que podrían llegar a ser. Cuando esto nos ocurra es recomendable pararse a pensar. La vida no es una carrera de obstáculos que hay que saltar a toda velocidad sin tiempo para mirar a alguna parte.
Necesitas un poco de tiempo de reposo. Simplemente descansar. Después del atasco y del regreso al hogar dulce hogar, es frecuente llegar a casa, quitarse los zapatos, tomar algo de cena y empezar la terrible lucha por el mando del televisor. Cuando lo hemos conseguido, un poco de mareante zapping o quedarnos hipnotizados con una sesión de enervante telebasura. O lo que te parezca oportuno.
Los comentarios que hay más abajo en blanco son para rellenarlos con tus quejas de camino del trabajo a casa. Puedes hacerlo por tu propio interés porque sólo si compartes tus agobios con los demás, desaparecerán para siempre o al menos eso decía Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.
¡No! Nuestra casa puede ser un paraíso. Sólo tenemos que aprovechar el tiempo libre para hacer algo más que una parada y fonda. Tenemos que aprender a dar un portazo a todo lo que nos agobia del mundo y hacer una limpieza interior completa. Un buen momento puede ser bajo la ducha. El baño, el jardín o el dormitorio suelen ser territorios privados y cotos privados de reposo. Son los lugares más apropiados para liberarse del mundanal ruido y recogerse en los buenos pensamientos.
La psicología actual recomienda hacer diariamente un control de los pensamientos negativos para corregir nuestro diálogo interior y hacer una parada de pensamiento con sustitución por pensamientos positivos. Dicho así de corrido parece sencillo, pero requiere tiempo, concentración y un poco de entrenamiento personal. O la ayuda de un psicólogo para conseguirlo. Con este sencillo plan podemos conseguir cambios espectaculares sobre nuestra forma de actuar tanto si salimos de vacaciones como si no. Y si tocamos o no algún instrumento musical, como esta mujer tocando del cuadro de Bartolomeo Veneto.
Tomarse la vida con calma exige un poco de dedicación pero nos aportará paz y bienestar mental. Take it easy, que dicen los americanos. Estas vacaciones invierte en lectura, bienestar emocional, amor, paz y mucha tranquilidad.
Cuéntame cómo pasas o te gustaría pasar el verano.