Siempre serás la musa del diamante y la mirada violeta querida Elizabeth.
Los maquillajes de otoño-invierno se tiñen del brillo luminoso de las piedras preciosas y descargan tintas en la gama ultravioleta.
El diamante es la piedra preferida de la vintage celebrity de los ojos violetas. O mejor dicho ultravioleta. Su hipnótica mirada fue el símbolo del glamour de Hollywood durante décadas, Elisabeth Taylor, conocida mundialmente como gran diva y musa del cine de los 60 y 70. Es el prototipo de mujer diamante, en definitiva una auténtica belleza pura. Una mujer de lujo, con estilazo, muy elegante y por supuesto, envidiada por ser la flamante poseedora de una pieza única: el diamante Taylor-Burton.
La historia de la codiciada piedra preciosa ha suscitado una leyenda de amor, propia de Hollywood. Cuando Elizabeth se casó con Richard Burton (su pareja también en la ficción), él le regaló la joya para demostrarle primero a ella y después al resto del mundo que su amor era eterno. Al mismo tiempo fuerte y frágil, pero completamente incondicional.
La publicidad y los 69,42 quilates hicieron que pronto se convirtiera en uno de los diamantes más solicitados de todos los tiempos.
En 1978 la famosa actriz lo puso en venta para construir un hospital en Botswana. Hoy en día se piensa que se encuentra en Arabia Saudí.
La leyenda del diamante y la personalidad de su poseedora hicieron que Elizabeth Taylor despegara en el mundo de la perfumería con la fragancia Diamonds.
El pasado mes de abril, la oscarizada Liz cumplió 75 años de belleza y glamour con una gran fiesta en Las Vegas. Por supuesto, en esta ocasión también anudó a su cuello espectaculares joyas de perlas y diamantes. Sus complementos de belleza: maquillaje y perfume.
¿Quién le iba a decir ese día que no llegaría a cumplir los 80? Se ha quedado en 79 (23:marzo 2011). La recién estrenada primavera se la ha llevado, aunque ella seguirá aquí hasta la eternidad con sus películas. El último icono de Hollywood sigue vivo junto a Marilyn Monroe, James Dean y tantos otros mitos.
Además lleva su firma una gama completa de maquillajes y otros perfumes como Passion que se comercializan sobre todo en USA. Una bellezapura como la Taylor, cuenta también con Barbie propia, la Barbie Elizabeth Taylor.
Estos tonos favorecen a los ojos de todos los colores. Pero siempre hay que difuminar con suavidad para no crear un efecto dramático o demasiado teatral.
La famosa actriz tiene varios perfumes con su nombre como firma: Passion, Diamonds y White Diamond. En la red puedes encontrar ediciones especiales para comprar.
Joyas, pasiones, belleza, maquillajes y perfumes, todos los clásicos de la seducción para una de las grandes damas del cine. Una musa incombustible.
Si la naturaleza no te ha dado unos ojos de color violeta, puedes lucir sobre tus párpados las nuevas sombras de ojos de la colección de maquillajes otoño-invierno de Dior 2007 que apuesta por sombras en morados luminosos, malvas y lilas pastel. Parece que esta temporada, el violeta se ha instalado en el punto de mira de los diseñadores de moda y los creativos de maquillaje. Todos los visionarios de las tendencias han hecho objetivo común en la diana del color morado con toda su gama de matices lilas y malvas incluida.
La lluvia púrpura ha inundado las colecciones, el maquillaje y los accesorios de esta temporada. Los titulares de todas las revistas de moda rezan al unísono: ponte morada, menudo berenjenal… Y es que
nunca se habían visto tantos terciopelos, encajes y sedas en púrpura brillante. El caleidoscopio azul noche que marcó el compás de las últimas pasarelas, ha tenido su correspondencia inmediata en el maquillaje otoño-invierno: labios, uñas, párpados y pestañas se han teñido de escarlata, ciruela y berenjena. También, los últimos perfumes dejan en el aire una estela dulce con sabor a caramelo de violeta. ¿Casualidad, psicosis colectiva o una epidemia de daltonismo en masa? Lo cierto es que el famoso color de los ojos de Elizabeth Taylor está ya en la calle.
Sólo hay que mirar y dejarse hipnotizar por los destellos violeta. Un color que invita a la meditación y al misticismo. Sigue su estela espiritual porque son buenos tiempos para la lírica, aunque nadie lo reconozca.