Cuando James Cook se encontró con la maravillosa isla de Hawaii descubrió una nueva forma de vida que caló pronto en la población occidental. Entonces, la isla estaba dividida en castas sociales marcadas por el tipo de tabla y la destreza en atrapar las olas.
Surf, Windsurf, Kitesurf, Snowboard o Bodyboard reflejan el coraje de una tribu que permanece en el tiempo y en el espacio. Desconozco cuál fue la primera mujer que se subió a una tabla para navegar por olas inmensas. Hoy en día las surfers son toda una institución también en nuestro país. Desde el norte hasta las Islas Canarias, pasando por Tarifa – cumbre del Kitesurf- mujeres con un estilo de vida basado en libertad, música de Jack Johnson y olas por doquier.
En 1990 las surferas comenzaron a tener una firma de ropa exclusiva para ellas: es el nacimiento de Roxy. Así este concepto de vida se hizo más popular aún, protagonizando un sin fin de carteles publicitarios.
Surge la moda surfera: diseños atrevidos, femeninos, espontáneos de inspiración floral ambarina para una mujer llena de sueños. Un concepto que se llevó tanto al mar como a las montañas porque al fin y al cabo, su filosofía se basa en el arte de acariciar la naturaleza.
En septiembre la línea femenina de Quiksilver lanza la primera fragancia para bucear por las olas. Roxy Parfums, nace comprometida con la naturaleza utilizando ingredientes bio y de cultivo ecológico como la exquisita nota floral de ylang-ylang de Madagascar. Además la línea de baño contiene extracto de perla para hidratar y nutrir la piel.
El nuevo perfume, sin pesticidas ni productos dañinos para el medio ambiente, ha obtenido el sello Ecocert, insignia de material 100% biológico. Así nace el perfume Roxy (55, 42 o 29 euros dependiendo el tamaño), destinado a mujeres con retos vitales, deportivos y emocionales.
Imagínate colarte en un día surfero: caravana, biquini, melena al viento y un amor compartido: el mar.