El despliegue policial era mayúsculo, Beatriz y yo nos preguntábamos cómo era posible que se hubiera montado semejante dispositivo por un taller de cosmética de Belleza Pura. Bromas aparte, después de todo lo que había costado organizarlo, resulta que coincidía huelga de metro y la convocatoria “Asedia el Congreso”, furgones y furgones de policía en la Carrera de San Jerónimo, hasta Unidad Especial de Caballería, no creo que haga falta que recuerde donde está el Hotel Palace.
Pero las 10 elegidas son chicas previsoras y todas fueron llegando a su hora. Tras un poco de espera, hasta que estuvieran todas, se abre la puerta, en la mesa, preparada con mimo, desplegados frascos y botes con letras y números pero con poca información más.
Después de las presentaciones y bienvenidas, comienza el test ciego. Empezamos descubriendo diferentes texturas, primero un aceite, qué creéis que es, ¿de vainilla o de almendra dulce? Una textura en polvo, ¿será manteca de karité o un parabeno? Otro aceite y de repente la número 4 descoloca a las participantes, ¿es cera de abeja o lanolina?, huelen, palpan… Después del recorrido sensorial, llega el momento de descubrir los aciertos. Son verdaderas expertas, hacen apreciaciones como “untuoso y confortable” (el aceite de argán), “aporta luminosidad en la piel” (también el argán) “oleoso ligero” (de nuevo el argán), “granulada, áspera, arenosa, agresiva” (sobre los parabenos)…
El olfato es el siguiente protagonista, tienen que descubrir el aroma de cada muestra y, para complicarlo un poco más, también si éste es sintético o natural: esencia sintética de nerolí, agua natural de hammamelis, agua de rosas natural, esencia natural de madera de sándalo, esencia de citronela sintética –dejó mareada a más de una, todas la describieron sintética como era – o esencia de rosa de té, también sintética. Correctas, casi todas las respuestas, les provocan sensaciones como “oriental, exótico, con un toque de hierbas al final” (referido al sándalo), “limpio, frescura, romanticismo, espontaneidad” (en el agua de rosas), “refresca la piel, es bastante volátil” (el agua de hammamelis)…
Ya habíamos descubierto texturas y aromas pero seguía oculta la identidad de la marca de cosmética natural. Caras de asombro cuando se reveló el secreto: Weleda, la firma de cosmética natural. María Garnica, Directora de Marketing de la firma nos descubre el origen de esta marca con más de 90 años de historia: hay que buscarlo en Suiza, en el año 1921, cuando el filosofo austriaco Rudolf Steiner y la doctora Ita Wegman, junto con un grupo de médicos y científicos, se unieron para crear un laboratorio farmacéutico que fabricase medicamentos adaptados a la medicina antroposófica. Poco después se desarrolló una amplia gama de cosméticos formulados con ingredientes naturales, con calidad farmacéutica y sin componentes sintéticos. Siguiendo el mismo enfoque holístico que los medicamentos: ayudar al organismo a regular y mantener su equilibrio natural.
También nos habló de la cosmética natural frente a la convencional, de los sellos que la certifican -el de Weleda es Natrue– de cómo ellos obtienen todas sus materias primas de cultivos biológicos y biodinámicos, de recolección silvestre controlada o fruto de acuerdos de comercio justo con comunidades. Compromiso con las personas y el medio ambiente también en los procesos de fabricación y hasta en la distribución.
Comienza ahí el recorrido por la gama facial de la mano de Sara Rodríguez, Responsable de Producto: la gama de Rosa Mosqueta, indicada para las primeras arrugas, la de Granada, para pieles a partir de los 40 años y la última en llegar a la familia, la de Almendra, para las pieles más sensibles. Después, con la ayuda de Mª Carmen Polidura, la Esteticista Oficial de Weleda, resolvemos dudas, descubrimos aromas, texturas y las probamos sobre nuestro rostro. Y no queremos olvidarnos de Cristina Fernández, Responsable de Comunicación de Weleda, que estuvo pendiente, en todo momento, hasta del último detalle.
Al final, casi 3 horas de compartir sensaciones, experiencias y dudas. En definitiva, una tarde entre amigas. Gracias a todas.